Como un tiro. Así ha empezado la pretemporada James Igbekeme, con la idea de dar un giro radical a los dos últimos años que ha vivido en el Zaragoza y con la intención de hacer cambiar de opinión al cuerpo técnico y a la dirección deportiva zaragocistas. El nigeriano y el club terminaron la temporada con el deseo de buscar una salida después de que el nivel en el final de la campaña fuera bajo y de tener demasiadas lesiones en esos dos últimos cursos tras un primer año, en la 18-19, absolutamente deslumbrante. La idea no era darle la carta de libertad al jugador y tampoco es el mejor momento para un traspaso después de su época reciente, por lo que la salida en forma de cesión parecía lo más factible. Ahora mismo y tal y como ha empezado, si James mantiene este nivel futbolístico y de motivación el nigeriano se quedará y será importante en el Zaragoza de la próxima temporada.

Resulta indiscutible, y es algo que saben tanto Miguel Torrecilla como Juan Ignacio Martínez, que James a su mejor nivel es un centrocampista diferencial en Segunda, por su nivel técnico, su llegada y por su potencia y su capacidad para romper líneas. El Zaragoza, con su capacidad económica, limitada aun con la llegada de la nueva propiedad, que elevará el límite salarial en torno a un millón de euros más, no va a encontrar a un jugador de ese nivel para la medular en la categoría de plata, pero para eso es necesario que ofrezca una versión alejada de lo que ha dado en los dos últimos años, donde las lesiones le han lastrado, pero tampoco el nigeriano ha sido el de su primera temporada en el Zaragoza cuando ha estado disponible.

James llegó en junio de 2018 desde el Gil Vicente luso como una apuesta de Lalo Arantegui por la que el Zaragoza pagó 150.000 euros y que desde el principio se reveló como un tremendo acierto. Una sola temporada multiplicó su valor más de 20 veces. De hecho, tuvo varias ofertas por tres millones y el Granada llegó a poner cuatro sobre la mesa por el 50% del pase en el verano de 2019, pero Víctor Fernández, que ya había visto marchar a Pep Biel al Copenhague, cercenó cualquier opción de traspaso y el nigeriano se quedó con una promesa de mejora de contrato anunciada en febrero de 2020 y con duración hasta 2023. Esa mejora subió mucho su escalafón en el ranking salarial de la plantilla, ya que hasta entonces su ficha rondaba los 130.000 euros, pero lo cierto es que las dos últimas campañas han bajado su rendimiento, con demasiadas lesiones en el camino.

Este curso pasado lo arrancó en la última fase de la rehabilitación de una lesión en el aductor que le dejó fuera de la recta final de la 19-20 y del 'playoff' de ascenso a Primera. Cuando estaba a punto de volver para ponerse a disposición de Rubén Baraja sufrió una microrrotura en el recto anterior derecho y, ya a finales de noviembre, una rotura en el isquiotibial izquierdo, mientras que en marzo fue un esguince leve de rodilla. En total, ha jugado 25 partidos de Liga en este último curso, con solo 10 presencias en el once y con una aportación muy baja en el tramo final. Pese a estar disponible, JIM solo le dio una camiseta titular en las nueve últimas citas del campeonato y en las dos finales, con la permanencia ya sellada, ni jugó.

Los planes en la medular

Así, su salida era la opción que Torrecilla y JIM valoraban como la deseada en la planificación de la plantilla, sabiendo que su valor de mercado no tiene nada que ver con el que tuvo hace dos años, de 2,5 millones según Transfermarkt cuando llegó al Zaragoza con 400.000 en ese valor, la cifra que tiene ahora. Sin embargo, James ha arrancado con fuerza, dispuesto a ser el que fue y ahora su salida ya no está tan encima de la mesa. Esa mejora le queda mantenerla, terminar de convencer al entrenador y al director deportivo de que puede ser un jugador importante, acorde a su nivel futbolístico. Torrecilla quiere fichar para la medular a un 6, un 'stopper', y un 8, un centrocampista con llegada. Si James se queda y con el fracaso en la continuidad de Sanabria, el perfil del 8 sería distinto, se iría a por un jugador más dinámico e intenso, aunque la prioridad es el pivote defensivo, donde Pepelu (Levante), Edgar (Betis) o Luismi (Elche) son algunas opciones barajadas.