¿Con qué mentalidad afronta esta temporada Cristian Álvarez?

Con una muy renovada, estoy con muchísima ilusión, me vinieron muy bien las vacaciones.

Probablemente fue porque acabó una campaña muy complicada.

Lo fue, estresante y desgastadora en todos los sentidos. Tuvimos 45 días de vacaciones y me sirvieron para despejarme completamente y estoy como un niño pequeño, con muchísimas ganas de empezar este año.

También fue una temporada dura en el aspecto personal, quizá donde más vivió altibajos.

Sí, pero eso te enseña también cómo tienes que vivir el fútbol. Son las temporadas de las que más se aprende y la del año pasado fue una de las que más lo he hecho. Era mi cuarta aquí y fue en la que más se puso la mira sobre mí en algunos momentos. Haciendo un balance personal y global, creo que no fue mi peor año aquí, pero se puso ese foco sobre mí. Es parte de este juego y es un paso imprescindible para la madurez del jugador.

Usted siempre presume de mirar con perspectiva tanto los elogios como las críticas. ¿Al enfatizar en eso es porque sentía mucho ese foco negativo?

No, no lo sentía mucho, la verdad, pero sí lo notaba, aunque lo transformé y lo quise ver como que realmente se estaba pidiendo y necesitando más de mí. No lo vi como una crítica destructiva, sino como palabras de personas que me consideran alguien importante y que creen que pueden aportar ajustándome un poco a mí las tuercas.

La temporada usted la acabó a muy buen nivel, de hecho.

Todo el equipo lo hizo y eso fue en gran parte por estar sometido a una presión que hace que uno no se relaje. Si quieres estar en una portería como esta tienes que saber gestionar todo tipo de situaciones.

Aquel gol en Lugo. ¿Cómo se ha quedado en su memoria?

Como un recuerdo muy sanador, es un momento que cada vez que lo revivo me genera mucha alegría, es un pequeño tesoro que guardo dentro de mí, porque traer esa imagen me hace muy bien, además de lo que significó para estar más desahogados en ese tramo final de una temporada que fue la que más oscura que vi en cuanto al futuro.

Se puso muy cuesta arriba la permanencia.

Es que estuvimos muchísimo tiempo en una situación delicada, casi desde el principio hasta el final con la misma dinámica, el mismo ambiente negativo. Meses y meses… Joder, eso te desgasta.

Borrón y cuenta nueva. ¿Qué miras tiene para esta temporada?

Quiero seguir brillando en lo personal y estoy volcado más que nunca, más que en ninguna de las anteriores, en el bien del grupo. Quiero hacer mejores a mis compañeros, y deseo enormemente ascender.

«Es muy posible que me retire aquí. Si no, tiraría más hacia una Liga más exótica como experiencia cultural»

Cristian Álvarez - Portero del Real Zaragoza

Usted tiene un carácter reservado, no es una persona muy habladora. ¿Cree que tiene que tomar más peso en el liderazgo del grupo?

No siento eso, sé lo que significo, lo que doy y cuál es mi rol. El fútbol es siempre buscar la mejora, en lo futbolístico para responder a la exigencia, y en la dinámica aportando más energía para tener un grupo más sano y más fuerte.

¿Cómo ve al entrenador? Su labor fue clave el año pasado.

Le veo bien, que siga estando con nosotros es un plus, un extra para que la ilusión se mantenga arriba. Las cosas como son, su energía fue fundamental para lograr el objetivo de la salvación, que se nos puso muy mal. Hay que ser sinceros, fue el gran culpable de que reaccionáramos, aunque nosotros aportáramos nuestro grano de arena. Pero él y su cuerpo técnico fueron fundamentales por esa energía positiva.

En el ‘stage’ en San Pedro del Pinatar hay 18 jugadores del primer equipo y solo ha llegado un fichaje. ¿Le inquieta?

Es que no puedo preocuparme de algo que no controlo yo. No me inquieta, si lo hiciera perdería mi centro, que es estar con los que ahora somos. Por otro lado, confío en que el desenlace va a ser mejor para el Real Zaragoza.

¿A qué se refiere cuando habla de desenlace?

Tanto al mercado de fichajes como a la situación institucional que vive el club.

Esa situación institucional, ese proceso de venta, ¿hasta qué punto afecta al vestuario?

Soy totalmente sincero, aquí no hablamos de eso, de verdad. No hemos tenido ni una conversación sobre el tema, no vale la pena, no nos sirve distraernos con el entorno. Esas preguntas son para otras personas con otras jerarquías en la institución.

¿Con lo que tiene el Real Zaragoza ahora en la plantilla da para salir a competir con las miras altas en Segunda?

No puedo contestar a eso, porque no soy quién para hacerlo. Si yo respondo a eso, diga lo que diga, voy a perjudicar al grupo en el que estoy trabajando ahora y lo quiero cuidar como el que más, hay muchos chicos jóvenes ahí que tienen una cabeza sana y que deben sentirse fuertes y confiados porque no sabemos cuánto los vamos a necesitar y a qué nivel. Es el área deportiva la que realmente debe responder si tenemos una plantilla ya para competir o si necesitamos refuerzos.

Lo que sí tendrá es el convencimiento de que el Zaragoza al terminar el mercado de fichajes va a tener un equipo competitivo.

Confío plenamente en eso, ya que, aunque sea este equipo que tenemos ahora, hay que hacer que sea competitivo. Se trata de trabajar en eso.

Antes hablaba del ascenso. ¿Tiene esa espina clavada de lograrlo con el Zaragoza?

Desde luego que es algo que deseo mucho y que cada temporada aquí la he iniciado con esa ilusión. Cuando te marcas año tras año ese objetivo pues eso va quedando dentro y es algo que me encantaría lograr. Estoy convencido de que el tiempo al final pone las cosas en su sitio. No sé si lo conseguiré yo, pero sí sé que estoy aportando mi grano de arena para que el Real Zaragoza vuelva a estar donde se merece y donde está a acostumbrado por historia a hacerlo. 

En dos de las cuatro temporadas con usted no se anduvo lejos de subir…

Lo tuvimos en la mano, sí. Eso deja claro que nunca sabes lo que te depara el destino y cómo va a ser cada temporada. No hemos tenido una constancia, ha habido dientes de sierra en los años, peleando por arriba o por abajo. Aquí vivimos de una manera muy intensa, nos gustan las emociones fuertes y no sabemos tener temporadas tranquilas. También eso marca el carácter y la idiosincrasia de la ciudad, a mí me encantan esos extremismos, pero hay que aprender a encontrar el punto medio para poder dar ese salto y elevarnos un poco más.

Cristian, antes de la entrevista. Carlos Gil-Roig

En ese carácter de los zaragocistas también está la consideración que tienen hacia usted como uno de sus ídolos actuales. ¿Cómo gestiona eso?

Lo primero, me siento cada día más de aquí. El cariño que recibo no creo que lo merezca. Sé que he dado mucho y que he trabajado duro para eso, pero la gente me hace sentir tan querido… Conseguir eso en el fútbol, a mi edad y en un sitio como este, nunca me lo hubiese imaginado. Con todo, lo gestiono con tranquilidad, con normalidad. Se me puede ver caminando por la calle casi cada día entre la gente.

«El gol en Lugo es un pequeño tesoro. Ese recuerdo es sanador, me hace muy bien»

Cristian Álvarez - Portero del Real Zaragoza

¿Qué siente cuando oye que es uno de los porteros importantes en la historia del club?

Buff… Ha habido cada monstruo aquí en la portería que me llena de orgullo y admiración, además de cargarme de mucha responsabilidad para estar a la altura de ellos. Pero en el plano individual es que no pienso que sea así, en Zaragoza ha habido porteros con más de 300 partidos en Primera, que han ganado Copas o hasta una Recopa… El fútbol es del momento, del presente, bueno la vida en general, pero en este club hubo porterazos, Yarza, Cedrún, Manolo Villanova… Con todo, si es así y si se abre ese debate quiere decir que he hecho las cosas bien en estos años y que puedo llegar a marcar a una generación, sobre todo para que se entusiasmen con la portería para un futuro de seguir haciendo escuela de grandes guardametas en el Zaragoza.

¿Qué lugar ocupa en su corazón este club?

Es ya sin duda mi equipo más importante en Europa y el de mi carrera junto a Rosario Central, que es el de mi ciudad. Pero es que además para mí significa una escuela de madurez y de ser hombre tanto a nivel profesional como humano. Aquí me encontré con unos valores muy rectos que han vibrado con los que yo tenía en mi casa, de pequeño. Después, la vida me fue desbaratando, me fui perdiendo y aquí me he encontrado en un camino de orden, de profesionalidad y honestidad, en una senda de valores que son míos y que he reencontrado. Esa combinación ha hecho que yo haya podido dar mi mejor versión.

Cuando llegó en 2017 llevaba más de un año apartado del fútbol por decisión personal. ¿El Real Zaragoza le devolvió la ilusión?

Yo volví ya muy ilusionado aquí, con unas ganas tremendas. El Zaragoza fue el que la generó, porque cuando me llamaron yo no tenía intención de volver. Que te llame el Real Zaragoza y que tenga esa posibilidad no es algo normal y a mí me indicó que yo todavía tenía camino por recorrer en este deporte.

Tiene 35 años y le quedan dos de contrato. ¿Piensa en ello o solo mira a lo que el fútbol le vaya llevando?

Si me gana algo, es más la mente que el cuerpo. Físicamente estoy estupendo, mejor que con 25 años, y en mi cabeza me gestiono también mucho mejor que entonces. Estoy en un momento maravilloso. Después, están las exigencias y las presiones y no sé hasta qué punto podré aguantar, aunque mi objetivo personal es cumplir estos dos años de contrato. Me encantaría, pero sé que para eso tengo que mantener un nivel muy alto y pensar solo en el presente, porque esa es la vara con la que se me va a medir.

Cuando ficha por el Zaragoza siempre estaba la duda en su continuidad por el deseo de volver a jugar en Primera. ¿Ahora tiene claro que, aunque no se suba, va a seguir?

Sí, es así, aunque espero que no se aburran de mí antes. La misma cara siempre, año tras año, y no lograr el objetivo acaban por hacer mella. Mientras sienta que puedo seguir aportando al club y hacia el objetivo aquí estaré.

¿Piensa colgar las botas en el Real Zaragoza?

Es muy posible que eso suceda, pero no sé las vueltas que da el fútbol e igual viene algo que me ilusiona. Si el Zaragoza no fuera mi retirada tiraría más hacia una experiencia cultural y humana, para una Liga más exótica, Japón, Tailandia, el sureste asiático… Primaría más lo cultural que lo deportivo. Es muy difícil que yo encuentre ahora una ilusión y un objetivo más grandes que ser portero del Real Zaragoza y competir para estar cada partido ahí.