Dos de dos contra rivales de Primera División. Quizá anecdótico por ser pretemporada, pero una gran noticia para el Real Zaragoza. Mejor eso que nada, desde luego. Mientras los despachos funcionan a ritmo sosegado, al menos sobre el césped el equipo aragonés carbura. Frente al Valencia, en la tercera prueba estival, demostró lo que ya se intuía ante el Elche: que lo del Calahorra fue un desliz propio de la inactividad. El conjunto blanquillo sometió a todo un Valencia (0-2) firmando una tarjeta de presentación inmaculada y con una gran puesta en escena táctica, controlando en cada momento el ritmo del partido, con pegada y con mucha solvencia defensiva. Tanta, de hecho, que las ocasiones claras del Valencia fueron inexistentes.

A falta de fichajes, el conjunto aragonés demostró estar varios peldaños por encima del Valencia a nivel táctico y de cohesión entre los jugadores, lo que le dio el mando del encuentro desde prácticamente el primer instante. Tuviese o no el balón, se jugó a lo que quiso el conjunto de JIM, cuya mano se sigue notando en un equipo que, pese a todo, sigue necesitando refuerzos para soñar con algo más. Cuando tocó tener protagonismo con el balón desequilibró a la defensa del Valencia y, en la segunda mitad, con resultado a favor, llegó la hora del repliegue, que también fue de efectividad total. Dos caras robustas de un mismo equipo.

La puesta en escena en los primeros 45 minutos, con un equipo muy reconocible como titular, desarboló al Valencia. El cuadro che, muy verde y que todavía necesita mucho influjo de su técnico, se encontró con un Real Zaragoza sólido, con los conceptos posicionales bien claros y con una frescura de piernas poco habitual para esta época del trabajo estival. El inicio fue de ritmo lento, con más balón para el Real Zaragoza, que quiso tener la posesión ante un Valencia contemplativo, lo cual no molesta en absoluto a un equipo de Bordalás. Pese a la poca fluidez, poco a poco el cuadro aragonés fue ganándole terreno al Valencia hasta clavarle la primera dentellada. 

Javi Guerra lanzó arriba a los dos minutos tras un rechace de falta lateral, pero enseguida el Real Zaragoza dio un claro mensaje a los valencianistas con un remate de córner de Iván Azón que obligó a lucirse a Rivero. En el rechace, el portero che estuvo muy ágil para detener el intento de Jair.

Partido encarrilado

Fue el preludio de lo que sucedió cinco minutos más tarde. Iván Azón, que fue un incordio para la defensa rival y que dio una lección de cómo volver loca a toda una zaga, apareció por banda derecha, filtró para la aparición de Bermejo y la cesión atrás desde línea de fondo la cruzó a gol Narváez.

Tras el tanto, el Valencia siguió incómodo por sí mismo e incomodado por un Real Zaragoza que le bailó tácticamente en el primer acto. Provocó imprecisiones en el rival, que no tuviera ni una ocasión decente de peligro y se encontró cómodo en el robo y la salida en transición. Por si fuera poco, los dos laterales, aunque especialmente Fran Gámez, sintieron sus bandas como dos autopistas.

Tras unos minutos de cierta soñera en los que solo hubo tres tiros a las nubes de Guedes, Jason y James Igbekeme (quizá lo único rescatable arriba del Valencia), el Zaragoza se inventó otra aparición sorpresiva que terminó en gol al filo del descanso. Esta vez arrancó por la derecha Narváez, ganó línea de fondo y su pase atrás lo enganchó el debutante Fran Gámez. 0-2 al intermedio con total merecimiento.

La segunda mitad ya poco tuvo que ver con la primera. Una vez empezó el habitual carrusel de sustituciones, con sus respectivos parones y cambios de nombres, los equipos titulares se disolvieron, los canteranos en ambos conjuntos aparecieron y costó que el partido entrase en ritmo. 

Aun así, se vio otra versión eficaz del Real Zaragoza, una quizá más a imagen y semejanza del ideario de JIM. El cuadro blanquillo, con dos goles de ventaja, juntó líneas y esperó que el Valencia moviera ficha en ataque. Lo hizo, dio un paso al frente, pero en ningún momento dio la sensación de que peligrase la victoria en el amistoso. La defensa tapó con soltura cualquier ligero resquicio de peligro valencianista.

Mientras tanto, a la contra encontró un ligero filón el cuadro aragonés. Narváez, tras una eléctrica diagonal, disparó al cuerpo de Fran Gámez, que pasaba por el área. Poco después fue Adrián el que dispuso de la mejor oportunidad del segundo acto después de una cesión atrás de Bermejo, pero Rivero intervino al zurdazo ajustado del medio madrileño. La última fue de Puche, que justo tras salir probó al palo corto en una transición liderada por el incombustible Azón. Al final, siete canteranos sobre el terreno de juego (Ángel López, Javi Hernández, Francés, Nieto, Francho, Puche y Carbonell) y un triunfo de postín por juego y resultado que supone un subidón de confianza.