La vida ha puesto a prueba a Daniel Lasure, que hace poco más de cinco meses era intervenido de un cáncer testicular que le obligó a parar y empezar casi de cero. El canterano, que terminó el tratamiento de quimioterapia hace dos meses, avanza en la recuperación de una enfermedad de la que ha hablado por primera vez. Lo ha hecho en la web del club, a la que ha relatado cómo empezó todo. “Fui a visitar a un médico porque notaba un bulto en un testículo. Me dijo que probablemente era un tumor, y así fue. Es muy duro porque tienes que asimilar muchas cosas en muy pocos días y te invaden un montón de emociones negativas que nunca habían sido tan intensas. Sientes dolor, miedo, frustración…son momentos muy duros”, admite el lateral del Real Zaragoza.

Porque el cáncer sigue asustando. Y mucho. “Es una enfermedad bastante dura. A mí me asustaba cuando había personas cercanas que la sufrían, y me pasó lo mismo cuando me tocó a mí. Te viene de golpe e impresiona”, reconoce Lasure, que se refugió “como siempre” en su entorno más cercano. “Tuvieron una reacción proporcional a la que tienes tú. Se sabe bastante de esta enfermedad, a la que todo el mundo tiene cierto temor, pero también se desconoce todo lo que conlleva. Tu entorno está más pendiente de cómo te encuentras tú que de la propia enfermedad e intenta estar encima”.

A partir de ahí, el contador se ponía a cero. “El aspecto deportivo pasa a un segundo plano desde el primer momento. No le das m ninguna importancia y una vez que pasas todo el proceso se produce una reconfiguración de tu forma de ver las cosas. He tenido la suerte de haberlo gestionado bien y estoy orgulloso de ello. Pones en jaque todos tus valores y lo puedes llegar a ver como una oportunidad. De hecho, he descubierto que la adversidad es una oportunidad tremenda y me he quitado la venta de los ojos. Tienes la opción de llevarlo mal y dejarte llevar o aprovecharlo porque, aunque es algo que no depende de ti y no puedes controlar la situación, sí puedes decidir cómo gestionarlo. No es lo que te pasa sino lo que haces con ello, saber darle la vuelta y mirar lo bueno que hay detrás. Es una situación mala, pero me ha dado la oportunidad de ser mejor y estoy agradecido por ello”.

Pero el proceso siempre ha estado presidido por la dureza, aunque todavía más en el aspecto anímico. “Es un proceso duro a nivel físico que lleva tu cuerpo al límite. He pasado por muchos baches, los tratamientos de quimio son muy agresivos y el cuerpo sufre muchísimo con poco tiempo para recuperarse. Ahora que ya ha pasado cierto tiempo del último empieza a recuperarse y haberse cuidado ayuda, pero en muchos momentos mi cuerpo era mucho más capaz que mi mente. El cuerpo tiene un aguante tremendo y la cabeza tiene esos momentos de debilidad que el cuerpo no tiene”, asegura el futbolista aragonés, que ahora rebosa ilusión. “Nunca la había sentido tan acentuada como ahora. Lo normal pasa a ser especial y eres consciente de la suerte que tienes, por ejemplo, viniendo a la Ciudad Deportiva”.

Allí, como en casa, el apoyo es innegociable. Así lo ha sentido en todo momento el defensa zaragozano, que agradece la “gran cantidad” de llamadas y mensajes recibidos desde que empezó todo. “He recibido muchísimo apoyo. La gente te expresa el cariño como mejor puede y estoy muy agradecido. En algunos momentos he necesitado cierta soledad y tranquilidad para poder asimilar tanta información, pero esas muestras de apoyo tienen un efecto muy poderoso. Necesitas sentirte querido”.

Ahora, el gran reto es “recuperar la salud porque la perdí” y, a partir de ahí, seguir avanzando. “Quiero estar cada vez mejor e ir día a día” con la ilusión por bandera. También respecto al futuro del equipo. “Desde que he vuelto la sensación es muy positiva y tengo muy buenas vibraciones. Me siento muy cómodo y creo que las cosas van a salir adelante. La ilusión no puede faltar y en eso no nos puede ganar nadie”.