La opinión de Sergio Pérez

Nano, Álvaro, Lluís y la necesidad de reivindicarse

Nano Mesa sujeta una bufanda del Real Zaragoza en su presentación.

Nano Mesa sujeta una bufanda del Real Zaragoza en su presentación. / JAIME GALINDO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

No solo le ocurre al Real Zaragoza. Salvo a un reducido grupo de privilegiados que ocupan la cúspide de la pirámide, lo sufren todos los equipos fruto de una jerarquización cada vez más acusada en el fútbol. Antes le tocó a otros en su puesto y este año lo ha vivido él. Miguel Torrecilla ha fichado lo que ha podido entre lo que ha pretendido fichar. Por restricciones económicas, limitaciones deportivas o por decisiones personales, algunos jugadores que hubiera querido no están aquí.

El perfil de las contrataciones de Torrecilla tiene un nexo en común. Prácticamente todos ellos son futbolistas que vienen de ocupar roles secundarios en sus equipos de procedencia y con una necesidad importante de reivindicarse, catapulta para el futuro o lastre heredado del pasado, por el bien de sus carreras, algunas estancadas o en caída y otras en el momento de un relanzamiento.

Álvaro Giménez y Nano Mesa son delanteros con un currículum. 20 goles en el Almería de la temporada 18-19 y 14 en el Tenerife de la 15-16, respectivamente. Sin embargo, su trayectoria más reciente no ha sido buena. Necesitan reencontrarse y a esa esperanza es a la que se ha agarrado el Zaragoza en sus dos principales apuestas ofensivas. Casos parecidos al de Petrovic, centrocampista de largo bagaje al que el Almería había desechado. El club ha buscado jerarquía en el medio, donde faltan hombres de ida y vuelta. Ha llegado fuera de forma con 32 años.

Con 30, Gámez se quedó sin sitio en un Mallorca de Primera después de haber sido un lateral consistente en Segunda. Algo similar le sucedió a Lluís López tras el ascenso del Espanyol, pero con 24 años y toda la vida deportiva por delante. Como Borja Sainz con 20. El panameño Yanis vivirá su primera experiencia europea. Los siete con la necesidad de reivindicarse para que el plan, el B, el C o el D, tenga éxito.