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El Zaragoza se impone sumar ante el Cartagena la primera victoria del curso para desterrar nervios y ganar confianza

Los jugadores zaragocistas realizan carrera continua durante el entrenamiento de este domingo en la Ciudad Deportiva.

Los jugadores zaragocistas realizan carrera continua durante el entrenamiento de este domingo en la Ciudad Deportiva. / JAIME GALINDO

Jorge Oto

Jorge Oto

No es cuestión de vida o muerte. Nada de finales a estas alturas ni sudores fríos. Es demasiado pronto todavía para cualquier cosa y el balón apenas ha comenzado a rodar. De hecho, agosto apura aún sus últimos días y las plantillas ni siquiera están cerradas. Así que ni hay alarmas encendidas ni señales de alerta, pero, tal y como está el patio por Zaragoza, la victoria este lunes (22.00 horas) ante el Cartagena aportaría una ingente dosis de confianza a un equipo y, sobre todo, a una afición necesitadas de calma, serenidad y una pizca de ánimo tras un verano convulso marcado por la inacabada venta de la propiedad y un sinfín de movimientos demasiado extraños.

Es algo así como una vuelta a empezar para un Zaragoza que no ha sido capaz de marcar en los dos primeros partidos, lo que incrementa una desconexión con el gol que ya perdura demasiado. Sin nada que celebrar y con un solo punto en el casillero merced al empate inaugural frente al Ibiza, el equipo de JIM afronta el duelo ante un Cartagena que aún no ha sido capaz de puntuar con la sensación de estar ante la toma buena del estreno. Para ello cuenta con un personaje más, Nano Mesa, recién llegado a la capital aragonesa para incrementar las opciones ofensivas de una escuadra que ante el Ibiza no llegó y que en Pucela no acertó.

El canario, que no será titular, aparece como una de las novedades principales en una citación a la que también regresa Cristian Álvarez. El meta argentino, ausente en Valladolid por problemas físicos, recupera su sitio en la portería zaragocista con la intención de volver a echar un candado que solo ha volado por los aires en uno de los seis últimos partidos disputados por el cancerbero entre esta campaña y la pasada. Junto a él estarán tres habituales (Gámez, Chavarría y Jair), pero no Francés, que se perderá la cita por obra y gracia de la federación española, que ha obligado al central, a Francho y a Azón a viajar esta misma mañana a Madrid para concentrarse con la selección sub-21 haciendo caso omiso a la petición del Zaragoza de retrasar unas horas el desplazamiento para que los tres pudieran ser de la partida ante el Cartagena. Agua.

Así que Lluís López, otro de los recién llegados, debutará como titular en un equipo que variará en todas sus líneas respecto a la última jornada. La baja de Francho será cubierta, previsiblemente, por Zapater, que acompañará a Eguaras y James en la medular. Arriba, Álvaro Giménez, que ya jugó la segunda parte en Zorrilla, también estrenará titularidad en sustitución de Azón, el tercer internacional ausente. Narváez es fijo en la izquierda y Borja y Bermejo se disputan un puesto en la derecha del ataque con ventaja para el vasco. De este modo, JIM contaría de inicio con cuatro de los seis fichajes anunciados hasta ahora y solo Petrovic y Mesa se quedarán en el banquillo.

El Cartagena, por su parte, llega a tierras aragonesas tras defraudar en sus dos primeros compromisos, no tanto por las previsibles derrotas ante Almería y Huesca, sino por las pobre sensaciones ofrecidas por un equipo al que Carrión promete dar la vuelta como un calcetín. No estarán los lesionados Pablo de Blasis y Nacho Gil y también el lateral izquierdo Antonio Luna. Por el contrario, vuelve a la convocatoria y posiblemente al once el mediocentro francés Yann Bodiger, recuperado de las molestas que arrastraba. El central internacional uruguayo Gastón Silva, el último fichaje realizado por el club, podría incluso ser titular en el centro de la zaga.

Pero la gran amenaza de los murcianos es Rubén Castro, un consumado goleador al que el Zaragoza se le ha dado siempre especialmente bien. El delantero, el exzaragocista Ortuño y Gallar, por el que el club aragonés se interesó este verano, se erigen en las principales amenazas de un Cartagena que aspira a algo más que a salir airoso del sufrimiento de casi siempre. El Zaragoza, por su parte, se encomienda a la solidez adquirida desde que JIM tomó el mando y confía en derribar de una vez ese muro que suele nublarle la vista más allá de la línea de tres cuartos. Porque el Zaragoza sufre de lo lindo en el ataque en estático ante rivales juntos conscientes de las extremas dificultades de los blanquillos para llevar la iniciativa.

Al menos, La Romareda volverá a ser un aliado fiel. Algo más diez mil aficionados se darán cita en el estadio para reencontrarse con un equipo que ya le falló en el primer partido de la temporada. De hecho, el Zaragoza ni siquiera fue capaz de tirar entre los tres palos ante el recién llegado Ibiza. Pero aquello ya es pasado. El nuevo comienzo, eso sí, impone al equipo aragonés que ofrezca razones para la esperanza. El Zaragoza empieza de nuevo con el objetivo de darse al fin una alegría y compartirla con unos aficionados cansados de estar cansados. Otro arranque en falso quizá no sería grave pero no traería nada positivo, «Ansiedad y prisas, ningunas, pero hay que ganar», dijo JIM en la previa. Pues eso.