No remontaba un partido el Real Zaragoza desde junio de 2020, todavía con Víctor Fernández en el banquillo y el fútbol a puerta cerrada tras la implacable irrupción de la pandemia. Entonces, el equipo aragonés se sobreponía al tempranero tanto de Álex Alegría con otro de Guti mediada la primera parte y el definitivo de Luis Suárez tras el descanso para imponerse (1-2) al Extremadura en Almendralejo y seguir mirando a los ojos al ascenso a Primera.

Pero, a partir de entonces, todo se fue abajo. El Zaragoza se fue cayendo hasta perderse y quedarse sin ese premio que tanto se había ganado antes de que el virus lo cambiara todo. Nunca más volvió a haber una remontada. Hasta este domingo en Alcorcón. En total, el Zaragoza había empezado perdiendo 22 partidos y solo en cinco logró sumar. En los 17 restantes cayó derrotado víctima de su incapacidad para reaccionar ante un golpe del adversario. En Santo Domingo se acabó la cuenta.

La remontada del Zaragoza en tierras madrileñas supone, además, las primeras dianas de un equipo en el que sus delanteros, sin embargo, siguen enemistados con el marco contrario. En tierras madrileñas fueron Eguaras y Vada, dos centrocampistas, los encargados de anotar para un equipo en el que Narváez volvió a ser su principal referencia ofensiva y el autor de los remates más peligrosos. Sin embargo, el colombiano sigue negado de cara al gol. Y ya son quince partidos sin marcar de un futbolista que no alza los brazos desde el 27 de marzo. Esa es la siguiente muralla a derribar después de que cayera esa que le impedía remontar desde hace más de 14 meses.