La opinión de Sergio Pérez

Vada y el valor de un futbolista con gol y canchero

Vada, felicitado por Gámez y Álvaro Giménez, tras su gol en Montilivi.

Vada, felicitado por Gámez y Álvaro Giménez, tras su gol en Montilivi. / LALIGA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

De entre todos los fichajes de este pasado verano de Miguel Torrecilla hay uno que ha emergido por encima del resto, entrando y saliendo, jugando y dejando de jugar, llegando al once sin luego quedarse, pero siempre estando en algún momento hasta en los días que se pasó casi todo el partido sin estar. Pisando el área rival, produciendo miedo, peligro, llegada, juego ofensivo y haciendo los goles que los delanteros fichados para ello no hacen: doce jornadas, doce sin marcar.

Valentín Vada le está dando al Real Zaragoza lo que no tiene. Goles. Con el de Montilivi, que supuso el octavo empate consecutivo de la temporada, acercarse a la victoria, intuirla, pero volver a quedarse con un premio menor, con las migajas, suma cuatro. Todos han dado puntos: tres en Alcorcón, uno en Fuenlabrada, otro ante la Ponferradina y el último en el campo del Girona, agridulce como toda esta temporada donde solo hay espacio para la amargura.

Juan Ignacio Martínez revolucionó el once con ocho cambios, muestra irrefutable de que las cosas no van como deberían y de que no encuentra lo que busca. El técnico lo modificó casi todo, de arriba a abajo. Fueron rotaciones y, por supuesto, disconformidad. Sacó del equipo a Vada, a pesar de que su rush final frente a la Ponferradina fue estupendo tras un mal partido. Además de gol, el argentino le da al Zaragoza carácter, rasmia suramericana, conducción, dominio de la escena, conexión con la grada, fibra, oportunismo, capacidad de sorpresa, de enardecimiento y, si se quiere, hasta cierto comportamiento populista que no viene mal en una plantilla tan impopular. Un futbolista canchero, que se ha ganado estar en la cancha cuando se recupere de su lesión.