Apenas 17 goles en 24 partidos, cinco duelos consecutivos y casi 500 minutos sin marcar y ni un solo tanto en 2022 evidencian la grave herida por la que se viene desangrando un Real Zaragoza desastroso en ataque.

El mal se refiere no tanto a la falta de puntería de los delanteros zaragocistas como a los tremendos problemas del equipo aragonés para gestionar su ofensiva y encontrar sendas hacia el marco rival. Se trata, en definitiva, de una desesperante carencia de generación de ataque que provoca que las llegadas, demasiado escasas, mueran en el área rival y que los remates sean casi inexistentes. No hay un plan claro.

De hecho, el Zaragoza apenas ha disparado nueve veces entre los tres palos entre esos cinco últimos encuentros marcados por la sequía anotadora de los de JIM. Es decir, el conjunto aragonés ha tirado a puerta menos de dos veces por choque, lo que pregona a los cuatro vientos la extrema dificultad para atacar al rival.

El mal es más evidente en casa, donde el Zaragoza apenas ha marcado seis goles en una docena de partidos. Los aragoneses, que solo han ganado dos choques en La Romareda, únicamente fueron capaces de probar a Masip en una ocasión durante el partido del pasado sábado ante el Valladolid. Fue Nano Mesa, con un disparo inocente en una posición franca que acabó manso en las manos del meta del cuadro pucelano. Más allá de ese tiro, los intentos del Zaragoza (hasta 12 según las estadísticas) se marcharon desviados sin siquiera rozar los guantes de Masip (0-0).

En la jornada anterior, la escuadra de JIM había sumado un punto en Ponferrada (0-0) tras haber disparado tres veces a puerta, si bien solo dos (de Narváez en la primera parte y de Chavarría casi al final) supusieron una amenaza para Amir, que desbarató con seguridad ambos intentos.

En Anduva (2-0), el Zaragoza no pasó de dos ensayos entre los tres palos si bien ninguno de ellos se acercó a un gol que tampoco había llegado en la jornada anterior, cuando el Tenerife se llevó los puntos (0-2) de La Romareda. Entonces, el inofensivo equipo de JIM apenas encontró puerta en tres ocasiones, aunque la más clara fue un cabezazo a bocajarro de Álvaro que, de forma incomprensible, mandó fuera.

En Almería, ni uno

Peor fueron las cosas en Almería, donde el Zaragoza ni siquiera fue capaz de tirar a puerta y, de hecho, apenas disparó en siete ocasiones, ninguna de ellas fue entre los tres palos. Ningún otro equipo ha tirado a puerta en menos ocasiones que un Zaragoza que apenas lo ha hecho en 78 ocasiones a lo largo de las 24 jornadas, es decir, menos de cuatro tiros entre los tres palos por encuentro. 

En lo que a disparos totales se refiere, los 205 que, según las estadísticas oficiales de LaLiga, ha realizado el conjunto aragonés solo son más que los registrados hasta ahora por Fuenlabrada (186), Oviedo (190), Burgos (191), Real Sociedad B (192) y Cartagena (195).

El ataque nulo del Real Zaragoza es palmario. Casi tanto como la urgente necesidad de encontrar nuevas herramientas ofensivas con las que encontrar otros caminos hacia el marco rival. Porque el equipo aragonés es, asimismo, el peor asistente de la categoría tras haber acumulado únicamente nueve pases de gol en las 24 jornadas disputadas. También es el que menos goles marca por remate realizado (0,08), igualado con el Alcorcón, colista.

De hecho, solo ocho jugadores de la primera plantilla han marcado hasta ahora. Álvaro Giménez y Vada, con cuatro dianas cada uno, son los máximos artilleros del equipo, mientras que Nano Mesa, Borja Sainz y Narváez han logrado dos y Bermejo, Eguaras y Francés una cada uno. Precisamente, el del canterano al Eibar es el último tanto anotado por un Zaragoza que no ve puerta desde aquel 6 de diciembre ante el Eibar (1-0), cuando el central empalmó a la red un saque de esquina botado por Francés en el único gol logrado a balón parado por un conjunto blanquillo también negado en esta disciplina del juego.