Con 31 años regresó el pasado verano Jonathan Viera por tercera vez a Las Palmas. La definitiva, tras rescindir del Beijing Guoan chino, perdiendo en el camino tres millones de euros que aún le restaban de percibir en un salario que en China estaba en 6. El mediapunta (21-10-1989), formado en la cantera amarilla desde cadetes tras dar sus primeros pasos en el club de su barrio, La Feria, es el faro en el césped y también espiritual de la UD Las Palmas, rival del Real Zaragoza.

Viera tomó el brazalete de capitán en ese regreso, firmando contrato por 5 años, y su liderazgo no se discute en ese vestuario. En el césped, capitaliza el ataque, donde es alfa y omega de la parte ofensiva, por su calidad, por su golpeo de balón en la estrategiay por su llegada, ya juegue en la banda izquierda, donde mejor rinde, de interior, donde le está colocando más García Pimienta, pese a que el físico no le dé, o hasta de referencia.

Con un salario casi impropio de Segunda, en torno a 1,2 millones, Viera recogió por fin las maletas tras un periplo de altibajos desde que el Valencia lo fichó por 2,5 millones de euros en 2012. Rayo Vallecano y Standard fueron estaciones de paso para regresar a Las Palmas en la 14-15 y estar en el equipo que le robó el ascenso al Zaragoza. Ese retorno amarillo supuso su fichaje en propiedad por el equipo canario y su venta en 2018 al Beijing por 18 millones. Volvió para mitad de curso, en la parte inicial, en la 19-20 y el final de su aventura china llegó en agosto pasado.

Sin estar al 100%, con una lesión en Lugo, una fractura en el pie, que le apartó cuatro partidos, Viera es básico en un ataque canario con Jesé, Sadiku, Rober, el ahora lesionado Peiño, Hernani, llegado en enero, Peñaranda... Un arsenal para la categoría que comanda el mediapunta, habilidoso talento repleto de gol desde su pie derecho y que suma siete tantos, uno de ellos de falta al Zaragoza y dos asistencias este curso para ser la referencia indiscutible.