Aunque no lo dijo abiertamente, las palabras de JIM tuvieron todo el aroma a despedida. «Todo indica que sí», respondió sobre si el de San Sebastián había sido su último partido en el banquillo del Real Zaragoza. No se quiso pronunciar sobre si le hubiera gustado seguir. «Todo lo que diga se va a malinterpretar. Entiendo cómo funciona el fútbol. Me siento súper orgulloso de haber pertenecido a este club, súper agradecido. Me llevo la satisfacción de los amigos que dejo en Zaragoza y los mensajes de agradecimiento de la gente», señaló.

Además, se disculpó por no haber logrado el objetivo del ascenso. «Yo no vine a salvar al Zaragoza sino a subirlo. Como soy muy ambicioso, conmigo mismo y con los de alrededor, a veces hasta inaguantable porque me transformo, pues no te puedes ir contento porque querríamos haber estado hasta hoy peleando por esa parte bonita que es por lo menos el playoff. El Real Zaragoza no puede conformarse con estar a mitad de tabla o salvar la categoría. Pido disculpas de corazón porque yo querría haber dado esa alegría que no ha podido ser», indicó el entrenador, reiterando que se marchaba orgulloso por el último partido y por el trabajo realizado al frente del equipo aragonés.