Diecisiete puntos en 16 jornadas, solo cuatro victorias, siete derrotas cuando todavía no ha terminado noviembre, únicamente diez goles a favor y un número muy superior de oportunidades malgastadas, nueve partidos sin marcar (el 56% del total) y el aliento frío de la zona de descenso helando el cogote. Un director deportivo, Miguel Torrecilla, y un entrenador, Juan Carlos Carcedo, ya despedidos como víctimas, respectivamente, de los errores de planificación del verano y de la errática dirección de campo posterior en el primer tramo de Liga.
Algo más de 10,1 millones de límite salarial, el séptimo de la categoría, aparentemente mal invertidos: sueldos altos dedicados a jugadores sin apenas peso ni trascendencia en el equipo, elecciones equivocadas en puestos claves, el centro del campo sin cuadrar adecuadamente por una evaluación condescendiente de la herencia de la temporada pasada y un tiro echado al aire, excesivos laterales para nada, una importante orfandad en los extremos y un problema especialmente tormentoso sin resolver, el del gol, con el fichaje de Gueye cada día más en cuestión por su perfil futbolístico limitado, su pobre rendimiento y su escasa utilización en comparación con el esfuerzo económico invertido en su contratación.
Esa es la plantilla que se ha encontrado Fran Escribá y con la que, por el momento, ha caído eliminado en la Copa y sumado un punto contra el Málaga, el colista, después de jugar 80 minutos en superioridad numérica. Imposible e inadecuado, en cualquier caso, enjuiciar por ahora el trabajo del entrenador valenciano. De momento, aunque su idea es algo diferente a la de Carcedo, con más querencia ofensiva, en la elección de los titulares prácticamente han coincidido.
"Hay que esperar mucho más de Francés, Gámez, Jair, Grau, Francho, Mollejo, Azón o Bermejo, por ejemplo"
Este domingo en Burgos tendrá otra oportunidad para dar un paso adelante y enseñar brotes verdes. Es su responsabilidad, exprimir los recursos en este esprint de cinco partidos hasta Navidad, pero también la de sus jugadores, algunos de ellos de difícil recuperación porque donde no hay mata no hay patata pero otros, con argumentos y posibilidades, lejos de sus máximos. Hay que esperar más de Francés, Gámez, Jair, Grau, Francho, Mollejo, Azón o Bermejo, por ejemplo.
El Real Zaragoza está buscando refuerzos para el mercado de invierno, sobre todo de carácter ofensivo tanto en el centro del campo como en todos los flancos del ataque, porque la realidad está quedando a una enorme distancia de la expectativa y porque en estos meses se han manifestado problemas que se creían resueltos. Escribá abrió este sábado ese melón. Dijo saber qué quiere y cómo lo quiere. Hasta que llegue ese momento, hasta que llegue enero, todavía tienen tiempo unos cuantos futbolistas para modificar a mejor las opiniones del técnico con un salto vertical y hechos consumados, sobre todo aquellos a los que se atribuyó un papel principal y no lo han alcanzado ni circunstancialmente.
