Resumen del año 2022 en Aragón

El sueño americano

La primavera de 2022 supuso el inicio de una nueva era. César Alierta, tras ocho años al mando, dejaba el club en manos extranjeras por primera vez en la historia

Forcén, Mas, Sanllehí y Serpa, en el estadio de La Romareda en la primera visita del presidente del Zaragoza a la ciudad.

Forcén, Mas, Sanllehí y Serpa, en el estadio de La Romareda en la primera visita del presidente del Zaragoza a la ciudad. / JAIME GALINDO

Jorge Oto

Jorge Oto

La primavera de 2022 pasará a la historia como la que cambió la historia del Real Zaragoza, que pasó a estar, por primera vez en sus casi 91 años de existencia, en manos extranjeras. La salida, tras ocho años, de una Fundación Zaragoza 2032 erosionada por las divisiones internas y el fracaso deportivo de no haber podido devolver al equipo a Primera División, y la llegada de una nueva propiedad compuesta por un conglomerado de empresarios encabezados por el norteamericano de origen cubano Jorge Mas, abría una nueva era. El cambio, oficializado en mayo, quedaba condicionado, eso sí, a la permanencia en la categoría de un equipo que, tras otra temporada instalado en la mediocridad, acababa décimo tras un buen final de campaña.

El adiós de César Alierta como máximo accionista dejaba el club en manos de un grupo inversor integrado, entre otros, por los hermanos Jorge y José Mas Santos, Joseph Oughourlian, Gustavo Serpa, Jim Carpenter y Jim Miller. Jorge Mas pasaba a ser el nuevo presidente y la propiedad ampliaba su emporio empresarial en el ámbito futbolístico tras controlar ya clubs como el Inter Miami (en manos de los hermanos Mas), el Lens francés (propiedad de Oughourlian) o el Millonarios colombiano, del que Serpa, mano derecha de Oughourlian, es el máximo responsable. Posteriormente, se haría efectiva la adquisición del 91% del capital social -el porcentaje aumentaría después- merced a la compra de todo el paquete accionarial salvo el de los pequeños accionistas. El anterior consejo se renovaba casi por completo, ya que Juan Forcén, accionista y consejero, pasaría a formar parte del nuevo equipo directivo y sus acciones (el 13,46% del total) quedaban integradas en ese 91% adquirido por la nueva propiedad.

Precisamente, la relación entre el constructor aragonés y Carpenter, propietario de RMG Capital, un fondo que entró en la construcción de Torre Zaragoza con Forcén y su empresa Plaza 14, originó la operación de compraventa del club. A través de Carpenter se produjo el contacto con Ares Management, fondo en el que están como consejeros Jim Miller y Mark Affolter y muy cercano a RMG, y que participa en Atlético Holdco, la empresa creada por Gil Marín y Enrique Cerezo, máximo accionista y presidente del Atlético de Madrid, respectivamente. Gil Marín fue una pieza clave en el cambio de propiedad del Zaragoza, hasta el extremo de que dos consejeros zaragocistas, Emilio Cruz y Mariano Aguilar, tienen en el dirigente colchonero a su máximo valedor. 

Comenzaba la era de las sinergias, herramienta esencial en un primer mercado de fichajes marcado por la llegada del entrenador Juan Carlos Carcedo, apuesta personal de Raúl Sanllehí, y de jugadores llegados desde clubs estrechamente relacionados con la nueva propiedad. De hecho, el abogado barcelonés Pablo Jiménez de Parga es el máximo accionista del Zaragoza a través de Real Z LLC, la sociedad compradora. 

El aterrizaje de la nueva propiedad traía consigo la llegada de Raúl Sanllehí, el elegido como director general y referente principal en el día a día de un club que devolvía al catalán al fútbol español tras su experiencia en el Arsenal y en organismos como FIFA y UEFA después de una larga estancia en el Barcelona. Una apuesta fuerte que devolvía la ilusión a un zaragocismo abrasado.

Tras la última ampliación de capital, aprobada el 10 de diciembre, la deuda del club, del que el grupo inversor posee ya el 98%, es de 53.769.466 euros. En los ocho años de la Fundación al frente, esta había pasado de los 106 millones en 2014 a los 68 en 2021. Los problemas deportivos, sin embargo, continúan. Carcedo y Torrecilla, al que Sanllehí renovó en la dirección deportiva, ya no están. Primer paso en falso. 

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