La opinión de Sergio Pérez

Mas, Cordero, Escribá y el empate que congela al Real Zaragoza

Juan Carlos Cordero, en el palco de La Romareda en el partido ante el Mirandés.

Juan Carlos Cordero, en el palco de La Romareda en el partido ante el Mirandés. / ÁNGEL DE CASTRO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Con aquel vendrán uno o dos, nos estamos preparando para la ventana invernal pero la más importante será la del verano, Jorge Mas echó un jarro de agua helada sobre las ya de por sí congeladas expectativas para esta temporada del Real Zaragoza. Templó gaitas posteriormente Raúl Sanllehí agarrándose a un clavo ardiendo y no dando por perdido el objetivo mayor cuando la primera vuelta todavía no había terminado y alimentó esa pequeña ilusión Fran Escribá esta semana en una entrevista con este diario, cuando reabrió la puerta a la esperanza antes de que comenzara la segunda parte del campeonato, algo completamente normal después de un periodo de desconexión: “No vamos a renunciar a nada, sigo pensando que la meta es subir este año”.

Con Juan Carlos Cordero sentado en su trono del palco de La Romareda por primera vez, viendo a su nuevo equipo con los ojos de un director deportivo, que trabajo tiene ahora para rematar la reforma de la plantilla en enero y sobre todo el próximo verano, el Real Zaragoza regresó de las vacaciones de manera tibia. La primera mitad fue un sopor, a los puntos favorable para el Mirandés, un club con una capacidad inmensa para reinventarse año tras año y para entrar siempre por el lado correcto del ojo. Un disparo de Eugeni desde fuera del área fue todo el bagaje ofensivo local.

En la segunda, el equipo logró volcar el campo un poco más hacia el área del Mirandés, que se estiró con varios disparos lejanos que Cristian Álvarez resolvió bien en su regreso, pero que sufrió con la verticalidad de Giuliano Simeone. Un chut violento del argentino en el minuto 87 que desvió Herrero y otra acción venenosa suya por la izquierda pisando línea de fondo y sirviendo el balón a Azón, cuyo golpeo a bocajarro se estrelló en el portero, fueron lo más destacado.

Debutó Alarcón, con el que Escribá busca una marcha más en el medio, dinamismo y replicar el ir y venir de Francho, aunque en su estreno actuó de mediocentro posicional, con mando desde el primer minuto pero pisando poco o nada los tres cuartos del campo. Volvió también Azón tras una larga agonía con las lesiones, un tiempo en el que al Zaragoza se le ha parado el tiempo: sigue donde estaba y donde ha estado toda la Liga. Anclado abajo, 26 puntos en 22 partidos, a nueve del playoff y con la zona de descenso ahí detrás, a cuatro. Lejos de los mejores sueños y alerta ante cualquier pesadilla.

Suscríbete para seguir leyendo