La opinión de Sergio Pérez

El 'caso Sabin Merino' y la estrategia de Cordero

Como en su día hizo Miguel Torrecilla con los resultados ya conocidos, Juan Carlos Cordero está apostando también por firmar jugadores en propiedad para crear proyecto e identificación con el club. Aun siendo importante, la diferencia no la marca la política deportiva, el qué. La marca con quién. En esa materia, el actual director deportivo está fichando jugadores de mucha más alta alcurnia

Juan Carlos Cordero con Sergi Enrich, otro de sus fichajes en propiedad.

Juan Carlos Cordero con Sergi Enrich, otro de sus fichajes en propiedad. / JAIME GALINDO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Poco a poco, por la rampa de salida están desfilando los futbolistas con los que el Real Zaragoza no cuenta para la próxima temporada. El penúltimo fue Eugeni, que alcanzó un acuerdo con el club para poner fin a su vinculación contractual, que expiraba en junio de 2024. A continuación firmó con el Ibiza, recién descendido a Primera Federación y al que tratará de volver a impulsar hacia el fútbol profesional.

El último ha sido Sabin Merino, que llegó al equipo a la par que su ya excompañero en el mercado de invierno de la temporada 21-22 y cuya suerte ha sido bastante peor. En la media campaña que permaneció en el club no consiguió ver puerta en 16 apariciones, 13 como titular. En la siguiente, la 22-23, se marchó a préstamo al San Luis mexicano gracias a las sinergias, con una fortuna muy similar. Hizo solo dos goles.

Ahora ha tomado rumbo al Racing de Ferrol en una nueva cesión, dado que no entraba en los planes de Juan Carlos Cordero y de Fran Escribá. El Real Zaragoza tendrá que hacerse cargo de una parte de su ficha. La cuestión es que su contrato expira en 2025 porque así lo dispuso en su día Miguel Torrecilla. La de Sabin fue otra de las decisiones fallidas del entonces director deportivo, cuya hoja de servicios en el Real Zaragoza en materia de contratación de futbolistas fue una lista de horrores con alguna pequeña excepción.

Aquella osadía de enero de 2022 es una incómoda hipoteca a julio de 2023. Juan Carlos Cordero está apostando también por firmar jugadores en propiedad, con contratos de al menos dos temporadas y, en muchos casos, con algún año opcional. Lo hace porque cree que es fundamental hacer proyecto, crear identidad e identificación con los colores y el club. Con la misma idea hizo en su día Torrecilla lo que hizo. La diferencia nunca la marca el signo de la política deportiva, no la marca el qué, aun siendo importante, sino con quién, el acierto en las contrataciones. La buena puntería acerca al éxito, la mala convierte el futuro en una carga pesadísima. A estas alturas de verano y a la espera de que la Liga ponga a cada cual en su lugar, da la impresión de que la habilidad del Real Zaragoza para elegir adecuadamente a los futbolistas ha mejorado sensiblemente.