La 41ª jornada de Segunda

Badía vuelve a lo grande y el Zaragoza deja la portería a cero dos meses después

La prodigiosa primera parte del meta, que salió del once sin dar motivos para ello, fue determinante para la victoria

El catalán sostuvo al Zaragoza antes del descanso y la solvencia defensiva hizo el resto después

Edgar Badía detiene el balón durante el calentamiento previo al partido en Santander.

Edgar Badía detiene el balón durante el calentamiento previo al partido en Santander. / CARLOS GIL-ROIG

Jorge Oto

Jorge Oto

Edgar Badía salió del equipo sin saber muy bien por qué. No hizo méritos el catalán para desaparecer de las alineaciones, pero Víctor decidió que Cristian, con numerosos entrenamientos ya tras su lesión muscular, estaba preparado para volver bajo palos. «No tengo ninguna duda, jugarán Cristian y diez más», aseveró el técnico la semana siguiente a aquella sorprendente decisión.

Pero la suplencia de Edgar duró poco. Tres partidos después, el meta regresó para ser uno de los artífices de la salvación definitiva de un Real Zaragoza al que mantuvo en pie cuando más flaqueaban sus fuerzas. La excelsa primera mitad del cancerbero, envuelta en magníficas intervenciones (sobre todo una a disparo de Aldasoro), fue clave para que el Zaragoza conservara la ventaja. Y el tipo.

Eligió el mejor día el equipo aragonés para rescatar esa seguridad defensiva de la que venía careciendo desde hace tiempo. Con tres centrales o con defensa de cuatro, el equipo acumulaba ocho jornadas consecutivas encajando goles, lo que había sido determinante para tener el alma en vilo hasta el final. Pero el regreso de Badía fue clave. Su inspiración inicial y la solvencia de sus escuderos en la segunda parte llevaron al Zaragoza a echar el candado por primera vez en dos meses (con Víctor solo había sucedido en el empate en Anduva). Badía, inmenso, ha cumplido.