Con unos niveles de natalidad muy bajos, el envejecimiento de la población es un hecho probado. Esto supone un reto para la sanidad puesto que cuanto mejor sea la salud de las personas que van cumpliendo años, mejor se pueden afrontar los problemas de salud derivados del paso de los años. 

Y dentro de este objetivo, conseguir un envejecimiento saludable, se enmarca un proyecto europeo, Choko-Age, al que se han incorporado investigadores del CIBERFES en el Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA.

Tiene como objetivo determinar si la ingesta de chocolate enriquecido con vitamina E tiene efectos favorables sobre la cognición y la fragilidad en pacientes mayores con deterioro cognitivo leve. 

El proyecto Choko-Age parte del supuesto de que una nutrición óptima y el ejercicio físico pueden actuar conjuntamente en la mejora de la calidad de vida de las personas mayores. Estos dos factores ayudan a prevenir la desnutrición proteico-energética y la atrofia muscular asociada al paso de los años que pueden conducir al desarrollo de discapacidades y fragilidad, un síndrome geriátrico caracterizado por dificultades para responder a estreses menores. 

Porque un anciano frágil, frente a uno robusto, tiene un riesgo muy elevado de acabar siendo dependiente, por lo que prevenir, identificar y revertir el estado de fragilidad es fundamental para garantizar un envejecimiento saludable.

Una nutrición óptima y el ejercicio físico pueden mejorar la calidad de vida de las personas mayores. FREEPIK

El chocolate reduce el estrés y mejora los procesos neurológicos

Los científicos han demostrado sistemáticamente que el ejercicio físico y los polifenoles del chocolate producen un efecto reductor del cortisol (una hormona esteroide con un papel importante en el control del metabolismo de los tejidos y la función inmune en condiciones de estrés), que produce una mejora de los procesos metabólicos y neurológicos. 

Por otro lado, la vitamina E es considerada la vitamina antioxidante por excelencia ya que protege frente a los radicales libres y el daño oxidativo.

Sobre esta base, el proyecto Choko-Age quiere poner a prueba la hipótesis de que los efectos reductores del cortisol del chocolate y el ejercicio físico pueden combinarse con la función antioxidante y su capacidad protectora frente a los efectos dañinos del estrés oxidativo de la vitamina E para ralentizar la progresión de la desnutrición proteico-energética en personas mayores con riesgo de fragilidad. 

Para probarlo, durante el proyecto se desarrollará un chocolate negro enriquecido con vitamina E, rico en polifenoles en colaboración con Perugina, empresa de Nestlé. 

La actividad física tiene con gran potencial para atenuar el deterioro cognitivo en ancianos sanos, en pacientes con deterioro cognitivo leve y con demencia severa.

Además del chocolate, se investigarán sus efectos combinados con un programa de entrenamiento físico interválico de alta intensidad –que ya se ha aplicado con éxito en personas mayores y en poblaciones frágiles- en un período de 6 meses, a través de un ensayo aleatorizado de casos y controles en pacientes ancianos con demencia. 

El chocolate mejora los procesos metabólicos y neurológicos.

La actividad física, el mejor tratamiento para la vejez

La actividad física es un tratamiento no farmacológico con gran potencial para atenuar el deterioro cognitivo en ancianos sanos, en pacientes con deterioro cognitivo leve y con demencia severa. 

El entrenamiento con ejercicios debe realizarse preferentemente como intervalos de alta intensidad aeróbica (85%-95% de la frecuencia cardíaca máxima), ya que produce efectos superiores en el sistema cardiovascular en comparación con el ejercicio de intensidad moderada o baja.

En el proyecto participan, además, la Universidad de Perugia y la Universidad de Verona, en Italia; la Universidad de Molde, en Noruega; y la Universidad de Liverpool, en Reino Unido. 

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El proyecto Choko-Age se puso en marcha en 2021 y finalizará en 2024. La intervención de INCLIVA consistirá en la realización de análisis in vitro de células de músculos esqueléticos y otras líneas celulares, así como de estudios ómicos y del estrés oxidativo. Para ello, se utilizarán plataformas de análisis génico, especialmente para la transcritómica de RNA extraído de los pacientes que intervienen en el ensayo.

Ya se han preparado los protocolos para el desarrollo de los análisis que se utilizarán cuando lleguen las muestras de las cohortes desde Italia y se están comparando resultados (control intercentros) con otros grupos del consorcio, especialmente grupos ingleses.