Queda instalado el estado de nerviosismo en El Alcoraz. El Huesca no pudo vencer al Fuenlabrada y se quedó por cuarto partido seguido sin poder ganar y, aunque sumó un empate y rompió la racha de tres derrotas consecutivas, no hizo méritos para obtener la victoria. Y eso es lo más preocupante. 

Los azulgranas se enredaron de nuevo, quedaron presos de su propia ansiedad, volvieron a no saber cómo encontrar el camino hacia el ataque más allá del bombardeo desde las bandas al área y Andrés Fernández fue el que sostuvo el empate con varias paradas de mérito. Y gracias, visto lo visto.

Las comparaciones son odiosas, pero el último Huesca de Segunda, el de Míchel, se dejó muchos puntos por detalles, pero tenía un plan, un sistema muy marcado y una forma de jugar definida, que intimidaba al rival en muchos momentos y que optaba por la verticalidad y la posesión. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero da la sensación de que los oscenses han perdido toda esa chispa y que necesitan recuperar el norte. Y ya se empieza a palpar una cierta inquietud, porque a la parroquia azulgrana no le está gustando lo que ve.

El Huesca está aturdido de por sí y tampoco le ayudó el rival. El Fuenlabrada planteó un encuentro de Segunda División profunda, dejándole a los altoaragoneses el peso de la posesión y defendiéndose con orden. Ya llegaría su momento. Se le pegó ese plan de partido al Huesca y, aunque tuvo el balón, la sensación de controlar el partido la poseían los madrileños.

Pasado un primer cuarto de hora de bostezos, a los de Ambriz les entró un escalofrío en el cuerpo después de que Iban Salvador se inventase un golazo a la escuadra, pero que fue bien anulado por fuera de juego. No subió al marcador, pero quedaba ver cómo iba a afectar el susto al equipo y, en vez de animarse, aumentó las dudas del conjunto oscense y envalentonó a un Fuenlabrada que, a cada rato, se venía más arriba y confiaba en vencer.

Andrés Fernández se tuvo que estirar para palmear una falta envenenada de Pedro León e Iban Salvador probó de zurda mientras no había noticias del Huesca en ataque más allá de centros laterales con peligro. Solo Ferreiro, con una especie de centro-chut, originó algo de peligro, pero las acciones ofensivas quedan prácticamente reservadas a destellos individuales.

En la segunda mitad no solo los azulgranas no sacaron su orgullo para tratar de ganar, sino que el Fuenlabrada fue el principal merecedor de la victoria. Pese al disparo escorado de Pitta al inicio, siguió liándose en la salida de balón, sufriendo en transición y perdiendo el centro del campo y, de nuevo, solo Andrés impidió el tanto visitante. Pedro León volvió a intentarlo, Pol Valentín se inventó una jugada personal en diagonal que desbarató el meta murciano y Konaté, tras dormirse Seoane en la frontal, disparó con violencia, obligando a Andrés a volar otra vez. A todo ello hay que unir las peligrosas llegadas al área de los de Oltra.

No quedaron ahí las malas noticias, ya que Adolfo Gaich, que continúa fantasmal desde su llegada, se autoexpulsó tras una tangana originada por Pitta y, después, tras propinar un codazo a Rubén Pulido. Ya con uno menos, solo le quedaba a Ambriz guardar la ropa y esperar mantener el empate, que estuvo a punto de irse al traste por Konaté, pero otra vez Andrés Fernández sacó la manopla para evitar el gol. Mucho tiene que mejorar el Huesca para no entrar en una espiral de negatividad total.

Ficha técnica:

0 - Huesca: Andrés Fernández; Andrei Ratiu, Pulido, Ignasi Miquel, Marc Mateu; Mikel Rico (Gaich, m.57), Nwakali (Florian Miguel, m.71), Seoane, Ferreiro (Joaquín, m.71); Escriche (Mosquera, m.89) y Pitta (Juan Carlos, m.72).

0 - Fuenlabrada: Altube; Iribas, Rubén Pulido, Diéguez, Pol Valentín; Pedro León (Zozulia, m. 76), Pina (Sotillos, m.30), Konaté, Salvador (Cheick, m.83); Cristóbal (Molina, m. 76) y Kanté (Soldano, m.46).

Árbitro: Arcediano Monescillo (C. Castilla-La Mancha). Amonestó a los locales Pitta, Pulido y en dos ocasiones a Gaich; y a Soldano, Pedro León y Sotillos, del Fuenlabrada.