A sus 22 años fue cofundadora de Copy, una tienda que nació en Zaragoza y que pronto se convirtió en todo un referente en el mundo del deporte / A este icono le siguieron el Club Deportivo Paraíso y 18 años de esperanza y lucha contra el cáncer

¿Por qué tienes una figura de Robert Redford en el salón de casa?

Es muy sencillo. Me encanta la película Memorias de África y siempre he sentido mucha afinidad con el personaje de Karen Blixen, que representa la superación de una mujer con muchos problemas. Mis amigas me hicieron un Robert Redford monísimo, alto, rubio... y me lo llevé a casa. Es el protagonista de todas mis fiestas. La gente me pregunta por qué estoy con él si es tan mayor, pero es que mi Robert no ha cumplido años, es el mismo de la película. Estoy muy contenta de que vivamos juntos. Una siempre tiene necesidad de hablar con alguien y él nunca me replica (ríe).

Deportista con estilo. Andreea Vornicu

Estoy seguro de que tus memorias también dan para una película. ¿Cómo entró el deporte en tu vida?

De niña quería aprender a bailar ballet, y se dio la circunstancia de que mi padre era muy amigo de la bailarina y maestra María de Ávila, una mujer y artista diez. Un día me llevó a su escuela y nos presentaron. Recuerdo que Lola, que es como se llamaba, me miró de arriba a abajo y le dijo a mi padre: "Ignacio, mejor llévatela a nadar, que las aletas ya las lleva integradas". Siempre he sido una chica muy alta y por aquel entonces ya calzaba el 39-40.

"Todo el mundo me seguía desde que salía del vestuario hasta que llegaba a la pista"

¿Te frustraste?

¡Para nada! Igual ahora haces ese comentario a un niño y se te deprime. Yo me puse a otra cosa. Jugué al tenis durante bastante tiempo y, aunque tampoco lo hacía muy bien ni me lo tomaba en serio, todo el mundo me seguía desde que salía del vestuario hasta que llegaba a la pista. La gente decía: "Esta chica tiene que jugar fenomenal porque hay que ver lo mona que va vestida" (ríe). Como te comentaba, siempre he sido una mujer grande, y en aquella época no encontraba raquetas con un puño que se adecuara al tamaño de mis manos. Fue a partir de ahí cuando empecé a madurar la idea de que una tienda de deporte con ropa mona estaría genial. Y así nació Copy.

Copy... un nombre que no pasa desapercibido en Zaragoza.

Pusimos la tienda justo cuando en España se quitó el impuesto de lujo a los artículos de deporte, y que suponía un 33% en la aduana. Esto nos permitió vender todo un 33% más barato. Empezamos con una pequeña tienda alquilada en un piso, en cuya parte trasera yo hacía patrones a medida para sacar un dinero extra. Trabajábamos muchísimo, había noches en las que apenas dormíamos una o dos horas... y sin embargo no recuerdo los inicios como algo complicado. Tener una tienda de deporte era mi sueño y guardo miles de anécdotas divertidas, como la de la caja de zapatillas...

Hay que saber devolver la pelota. Andreea Vornicu

Ya que la nombras, adelante.

Cuando abrimos la tienda teníamos siete pares de zapatillas con un solo número. Si venía un cliente, se probaba una zapatilla y nos pedía una más pequeña, le sacábamos la misma con un calcetín más gordo. Entonces se la ponía y ya le venía fenomenal (ríe). Además no lo engañabas, porque con el calcetín gordo se va de coña. A lo mejor, con la venta de ese par, ya podíamos comprar otras tallas.

Y de pronto todo estalló.

Llegó el 'boom' del deporte gracias a figuras míticas como Santana, las marcas querían conocernos, íbamos a todas las copas Davis, nos invitaban a cruceros, ferias, montamos el taller de confección deportiva Smash y, unos años después, el Club Deportivo Paraíso. Fue una época en la que todas las personas vinculadas al deporte crecimos a la vez, en la que todos teníamos nombre y apellidos. No como ahora, que solo eres un número en un ordenador para un jefe que han puesto hace cuatro días y que te hace descuentos en función de lo que compras.

"Las mujeres no debemos bajar del escalón al que nos ha costado tanto subir"

Tuviste más de veinte tiendas en España, y también cuatro hijos. ¿Lograbas conciliar?

Di a luz a mi cuarta hija en la Imperia, tomándome un café. Salí del hospital a los dos días, entré a la cafetería con la moña en brazos a pedir perdón, volví a la tienda, me senté en una banqueta con ella y seguí trabajando. Vivía en una vorágine que me impedía disfrutar de mi familia, y esa ha sido mi gran carencia. No obstante, pese a todos los momentos que no he podido compartir, la cuenta de resultados ha sido tener unos hijos y unos nietos maravillosos de los que me siento orgullosa cada día de mi vida.

¿Qué piensas de esa frase que dice que "detrás de cada hombre hay una gran mujer"?

No me ha hecho gracia nunca. Creo que tendríamos que cambiarla y decir que detrás de cada mujer hay un hombre que la admira y la respeta. Las mujeres no debemos bajar del escalón al que nos ha costado tanto subir. Una cuestión que las emprendedoras han de tener muy presente.

La vida en una cinta. Andreea Vornicu

Tienes 77 años, los últimos 18 con una compañía indeseada.

En marzo de 2004, con 60 años, me detectaron un cáncer linfático, de estadio IV, y me dieron tres meses de vida. He pasado por tres operaciones fuertes, tres o cuatro normales, he sido calva en tres ocasiones, me ponen quimio cada 28 días y a veces se me caen las uñas. Siempre tengo dos maletas preparadas en casa: una por si necesito ir corriendo al hospital y otra para viajar a África. A día de hoy padezco metástasis en la columna vertebral y no me dejan saltar con los pies juntos ni montar en globo, que por cierto ya lo he hecho, porque me puedo romper en cualquier momento. Pero mira, mientras no se me rompa la cabeza... lo demás lo doy por bien empleado. No me importa quedarme en una silla de ruedas. Antes de alquilar la gestión del Club Deportivo Paraíso a la cadena Metropolitan, estuve diez años trabajando con el cáncer puesto. Mi cerebro me decía que no me podía morir, con todo el tinglado que había aquí montado.

"Si un día te quedas calva haces como yo, te vas a la calle Hortaleza de Madrid donde venden unas pelucas de colores estupendas"

¿Qué consejo le darías a una mujer que esté pasando ahora por esta dura situación?

Pues que la esperanza no hay que perderla nunca, que hay que seguir los tratamientos al pie de la letra y, en el caso de que no te convenzan, buscar una segunda opinión. Si la aceptas, debes confiar plenamente en el profesional sin escuchar a nadie más, ni a brujos ni a osteópatas. Cuidarte de los efectos secundarios, no leer lo que pone en Google sobre tu cáncer ni tampoco los prospectos de los medicamentos. Y si un día te quedas calva no pasa nada. Haces como yo, te vas a la calle Hortaleza de Madrid donde venden unas pelucas de colores estupendas y a muy buen precio.

 LA RÁFAGA


– Una canción.

– 'My Way', de Frank Sinatra.

– Un libro.

– 'Memorias de África', de 'Isak Dinesen', Karen Blixen.

– Un plato.

– Rodaballo.

– Un lugar.

– Cualquiera al que vaya con mis amigos.

– Una imagen recurrente.

– Elefantes de Namibia.

– Dos años de pandemia.

– He dejado el sofá destrozado.

– Mujer y deporte.

– Importantísimo reflejo de valores.

– Mujer emprendedora.

– La actitud multiplica.

– Refugiados de Ucrania.

– Víctimas del poder.

– Listas de espera sanitarias.

– No las he sufrido.

– Algo que te aburre.

– No hacer nada.