La Pascua ortodoxa reunirá este sábado a la comunidad rusa y ucraniana en España, que celebrará unida esta importante festividad del calendario cristiano mientras, a 3.000 kilómetros, ambos países se enfrentan en una guerra que deja ya miles de muertos y ha provocado la mayor crisis de refugiados en territorio europeo desde la II Guerra Mundial.

Los ecos de la guerra han llegado a la imponente catedral ortodoxa rusa de Santa María Magdalena (cinco cúpulas doradas de estilo bizantino y coronadas con cruces sobre piedra blanca), situada en un tranquilo barrio de Madrid, donde su deán, el padre Andrey Kordochkin (nacido en San Petersburgo en 1977), explica a Efe cómo desde que comenzó la invasión han abandonado su parroquia tanto rusos como ucranianos.

"Se han ido ucranianos porque pertenecemos a la Iglesia ortodoxa rusa y también se han ido rusos debido a mi discurso antiguerra, pero hay caras nuevas, que son las de los refugiados que han llegado a España. Algunos volverán a su país y otros se quedarán, pero, mientras, la comunidad se va enriqueciendo", explica Kordochkin.

Sin embargo, este religioso asegura que la convivencia entre rusos y ucranianos es cordial en su iglesia y así se podrá comprobar esta noche cuando ambas comunidades celebren juntas la Pascua ortodoxa, que, al igual que la católica, conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo.

Juntos caminarán en procesión a las 00:00 horas de esta madrugada "en recuerdo del recorrido que hicieron las mujeres hacia la tumba de Jesús" y rezarán frente a las puertas de esta iglesia a la que acuden fieles de distintas nacionalidades: rumanos, georgianos, moldavos, rusos y ucranianos.

Entre estos últimos estarán también varios refugiados que han llegado a España huyendo de la guerra -España ha acogido hasta la fecha a 134.000 ucranianos- y que durante esta fiesta sagrada tendrán en su recuerdo a los compatriotas que siguen sufriendo las consecuencias de la invasión rusa.

Porque a pesar de que el secretario general de la ONU, António Guterres, haya propuesto un alto el fuego durante la celebración de la Pascua, Rusia se ha negado a apoyar esta tregua.

Aunque en la catedral ortodoxa de Santa María Magdalena la convivencia entre los fieles es buena, el padre Kordochkin lamenta que han sufrido situaciones tensas, como una manifestación el pasado domingo contra la invasión rusa en la que algunas personas insultaron a los fieles e incluso se enfrentaron a una niña de 12 años a la que increparon y llegaron a desear que fuera violada.

Por eso, este sábado, la policía vigilará que todo transcurra con normalidad y no haya ningún incidente.

"Nuestra iglesia no es rusa, no estamos sujetos a ningún Gobierno y, de hecho, hemos firmado junto con la Conferencia Episcopal Española (CEE) una declaración a favor de la paz y en contra de la guerra en Ucrania, así que nadie puede decir que apoyamos la guerra", subraya este sacerdote que se licenció en Teología en la Universidad de Oxford y vive desde 2003 en España.

En esa declaración, ambas confesiones pedían por el fin de la guerra y apelaban a "todos aquellos que tienen el poder de detener la violencia y la barbarie" para que reconstruyan la fraternidad y "escuchen en su conciencia la voz de Dios, que rechaza el mal y la guerra".

Son más ucranianos que rusos quienes acuden a esta parroquia, si bien la comunidad principal es la formada por los rumanos y, entre el clero, hay también dos religiosos de origen ucraniano.

Desde el comienzo de la guerra, en cada liturgia se ofrece una oración por la paz y el fin de la guerra y así se hará también en las celebraciones de la Pascua de este fin de semana.

La parroquia madrileña no será la única que reúna a rusos y ucranianos para la celebración, son un total de 25 los templos que pertenecen a la Iglesia ortodoxa rusa en España.

Esta Pascua será especial también por el fin de las restricciones impuestas por la pandemia, ya que los dos últimos años no han podido celebrar la tradicional procesión de medianoche debido al toque de queda.