CONTRACORRIENTE

Julio Ceballos: «Para poder competir con China, primero hay que comprenderla»

Consultor de negocios en China, presenta el martes, a las 19.00 horas en la Cámara de Comercio su libro 'Observar el arroz crecer'

Julio Ceballos

Julio Ceballos / HAIKU COMUNICACIÓN

Este consultor de desarrollo de negocios en China presenta el martes, a las 19 horas, en la Cámara de Comercio su libro ‘Observar el arroz crecer’, en el que explica las claves para comprender la mentalidad china, desmontar mitos y poder adaptarse a un mundo liderado por el país asiático.  

La percepción de todo el mundo es que China va camino de convertirse en la primera potencia mundial. Pero más allá de poderlo intuir, la realidad es que es también el objetivo que se ha propuesto el país asiático a corto plazo.

Sí, es su objetivo. El presidente Xi Jinping se marcó en el congreso de octubre llegar a ser en 2035 la primera potencia económica mundial y para ello duplicar la renta per cápita del país, que pase de los 12.000 dólares actuales a los 35.000 y llegar a un PIB de 35 billones de dólares.

¿Y eso cómo se consigue?

Se consigue ya no con el modelo que les ha traído hasta aquí de exportación de productos baratos, con mano de obra a bajo precio, sino evolucionando el modelo a que prime la innovación tecnológica y apostando por un mercado interno en lugar de la exportación. Eso, en realidad, para la clase empresarial internacional es una gran oportunidad de futuro, pues los chinos tendrán una mayor capacidad adquisitiva, por lo que es una oportunidad para que los productos occidentales puedan venderse en China.

Sin embargo, parece existir tanto en las estructuras económicas como en la propia población occidental un cierto miedo a que esto suceda.

Hemos vivido en un orden mundial dominado por valores, normas y privilegios occidentales y en el libro Observar el arroz crecer trato de dar claves al lector para comprender el ascenso de China y no solo para saber convivir con esa China poderosa, sino para competir con ella. El miedo a China nos viene porque es una realidad que vemos lejana, desconocida, y de la que los medios proyectan una imagen fea que, aunque también existe, se deja de lado una cara humana simpática y entrañable que yo he conocido en los 17 años que he estado allí. La imagen hostil nos impide acercarnos a esa realidad y esa incomprensión crea el miedo. Y también, que un sistema tan distinto resulte tan eficaz en lo económico. El mayor miedo es no comprender a China, cómo competir con un sistema que no comprendemos, jugar con un nuevo actor del tablero que ha venido a imponer nuevas reglas. En occidente hemos salido al mundo a conquistarlo e imponer nuestra cultura, mientras que ellos salen a comerciar con todos pero sin buscar una dominación cultural o política.

¿Y cómo nos adaptaremos a ello?

Tenemos que prepararnos para equilibrar la balanza; ellos nos conocen mejor. Sería un error no prepararnos para un mundo que será bipolar o multipolar en el que EEUU no será el único líder mundial. En ese punto la UE podría jugar el papel de contrapeso entre EEUU y China, pues somos su primer socio comercial y tenemos un alto grado de interdependencia.

Ellos han crecido en base a un sistema que mezcla, digamos, capitalismo y comunismo. ¿Cómo lo han conseguido y qué podemos aprender de ellos?

A nosotros nos cuesta etiquetar el sistema chino porque nuestra mente funciona en categorías estancas, mientras que el chino piensa en términos eclécticos y fusiona en un sistema dos corrientes, la economía de mercado y un mercado intervenido por el Estado. Ellos estudian qué hay de eficaz en nuestro sistema y lo adoptan. Nosotros podríamos estudiar su sistema y adaptar algunos de sus principios, como la meritocracia como valor de selección de los gobernantes, o el largoplacismo como estrategia, y no depender de los resultados de las elecciones.

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