ACONITUM

De tonos azules y morados, extremadamente tóxica y abundante en el Pirineo: cuida si te cruzas con esta planta

El aconitum o matalobos está considerada como la planta más tóxica de Europa

Ingerirla puede tener consecuencias mortales y tocarla acarrea problemas potencialmente graves por su alta toxicidad

Anapelo azul, también conocido como Matalobos

Anapelo azul, también conocido como Matalobos / Pixabay

Tora blava, Anapelo, Casco de Júpiter, Vedegambre, Aconitum napellus L... diferentes nombres para denominar a una misma planta conocida por sus desastrosas consecuencias si te cruzas con ella sin tomar algunas precauciones. Si ninguno de esos nombres te dice nada, quizás sí lo haga al llamarla por su nombre común en Aragón: matalobos.

El color azul o púrpura intenso de sus hojas la hace prácticamente inequívoca, y se levantan sobre un tallo que puede alcanzar el metro y medio de altura. El acónito azul tiene compuestos altamente tóxicos, más conocidos como alcaloides aconitina y mesaconitina, y se encuentran a lo largo y ancho de la planta, aunque en mayor proporción en las raíces. Sin embargo, son las hojas, la parte más vistosa y accesible a cualquiera que se cruce en su camino, las que pueden causar más de un disgusto.

El matalobos crece entre los 1.500 y los 2.500 metros de altitud, sale en el mes de mayo y es a partir de finales de julio cuando florece, coincidiendo con las temperaturas más altas del año. Hay que tener en cuenta que esta planta necesita climas frescos y templados con temperaturas moderadas, porque lo esta parte del verano es la ideal. Además, necesita suelos húmedos y una exposición al sol parcial o luz indirecta.

Una planta homicida

El matalobos ostenta el título de ser considerada la planta más tóxica de Europa y conviene tomar precauciones ante ella. Por supuesto, el consumo está totalmente desaconsejado o incluso el contacto sin el conocimiento adecuado. Según expertos, para manipularla es recomendable llevar guantes y debería mantenerse fuera del alcance de niños y mascotas, por su gran vulnerabilidad.

El último susto con el acónito azul que ha trascendido es el de un excursionista el pasado viernes en el Pic de l'Àliga, en Queralbs (Ripollès, Girona). Según ha informado el Periódico de Cataluña, el hombre fue trasladado en estado grave al hospital Vall d'Hebron de Barcelona tras ingerir uno de estos ejemplares, con síntomas como mareos, vómitos, poco pulso y las extremidades de un color azulado. El hombre está en estado crítico. La planta es letal y no tiene antídoto. El remedio que mejor resultado ha dado hasta el momento es un lavado de estómago, siempre y cuando se haga a tiempo.

La planta 'matalobos'

La planta 'matalobos'

Pero no ingerirlo no te libra de mantener a raya los peligros. Tocar cualquiera de sus partes puede tener graves consecuencias: sensación de quemadura, ardor, entumecimiento, picor en diferentes puntos del cuerpo, visión borrosa, pulso lento, caída de la presión arterial... todo depende de la cantidad de veneno que recibas.

La historia de esta planta también tiene su lado más truculento. En una entrevista realizada en La Vanguardia, Jaume Rusell Fossas, forense de los juzgados de Ripoll y Puigcerdà (Girona), relataba que el acónito azul se ha empleado con "una finalidad homicida".

Tocar cualquiera de sus partes puede tener graves consecuencias: ardor, entumecimiento, picor, visión borrosa o caída de la presión arterial

"Tiene un currículum de primera magnitud, de la Antigua Grecia al Imperio Romano, la II Guerra Mundial... y también en la actualidad", relataba el experto, ejemplarizándolo en la actividad de un asesino en serie en Kent (Reino Unido) en los años 70 utilizando antimonio y aconitina. Más cerca en el tiempo, en Vilafranca del Penedès, en la década siguiente condenaron a una peluquera por asesinar a su marido con acónito azul y hace poco más de 10 años, la asesina del curry envenenó a su pareja por celos en Londres.

Es cierto que lo más frecuente no es la intención criminal, sino con el desconocimiento. "Hay gente que las cultiva en su jardín, no hay conciencia del peligro. Incluso vi a una mujer que se había fabricado un collar con las flores y lo llevaba puesto", afirmaba Rusell en la entrevista con el citado medio.