Cáncer

Avance médico: prótesis que sustituyen a vasos sanguíneos para curar sarcomas de gran tamaño

Hasta hace poco tiempo, no se podía operar a pacientes con los vasos sanguíneos afectados por el tumor

Cirujanos del Quénet Torrent Institute operando un sarcoma.

Cirujanos del Quénet Torrent Institute operando un sarcoma.

Patricia Martín

El sarcoma es un tipo de cáncer poco conocido que se desarrolla en las partes blandas del cuerpo, como por ejemplo el abdomen, y que es difícil de diagnosticar porque a veces no provoca síntomas y cuando se detecta, es demasiado tarde. De un sarcoma de Ewing, que suele aparecer en los huesos o el tejido blando que los rodea, falleció por ejemplo el hijo de Ana Obregón, con solo 27 años.

Uno de los problemas de los sarcomas -cuyo día internacional se celebra el próximo 13 de julio- es que el único método curativo es la cirugía, dado que tratamientos como la quimioterapia o la inmunoterapia no son efectivos contra este tipo de tumores. No obstante, si la cirugía se efectúa correctamente, el 70% de los pacientes sobrevive a los cinco años, lo que representa un porcentaje superior a otros tipos de cánceres más letales.

Además, recientemente se está abriendo paso en España una técnica innovadora, que logra aumentar la esperanza de vida de pacientes con sarcomas de gran tamaño localizados en el abdomen, los sarcomas retroperitoneales, que no dan síntomas y casi siempre se diagnostican en fases tardías. Pueden alcanzar un tamaño similar a una pelota de baloncesto y afectar a órganos como el riñón, el páncreas o el bazo.

Las prótesis

Hasta hace poco tiempo, no se podía operar a pacientes con los vasos sanguíneos afectados por el tumor (en el caso del abdomen la arteria aorta y la vena cava). Sin embargo, un estudio publicado en ‘Journal of Vascular Surgery’ e impulsado por Quénet Torrent Institute y otros investigadores demuestra que a estos pacientes se les puede implantar prótesis, de poliéster, que sustituyan a los vasos sanguíneos afectados y de esta forma prolongar su vida.

“Tenemos el caso de una paciente cuyo pronóstico de vida era de pocos meses, porque estaba afectada la vena cava, y ha pasado un año y medio desde la operación y está perfectamente. Son pocos los pacientes con sarcomas que afectan a los vasos sanguíneos pero, aún así, vale la pena la cirugía y al implantación de prótesis”, explica Juan José Torrent, cirujano oncológico de Quénet Torrent Institute, ubicado en Barcelona.

Además, advierte, el pronóstico depende de que se realice un buen diagnóstico, dado que son tumores que pueden confundirse con la grasa, tumores benignos o linfomas y pasar desapercibidos para muchas personas, especialmente las embarazadas. Para diagnosticarlos, es necesario que se realice una biopsia por parte de anatomopatólogos y radiólogos especialistas en sarcomas, dado que este tipo de tumores tienen una alta capacidad de diseminación con solo tocarlos.

Asimismo, es preciso que la operación la realicen cirujanos especializados que extraigan todo el tumor, envuelto en el tejido normal sano que lo rodea, junto con otros órganos afectados. “Es muy importante que la cirugía saque el tumor sin manipularlo ni romperlo y que se dejen los márgenes sanos porque si no, puede haber recaídas”, explica el especialista.

El equilibrio

“Nuestro primer objetivo es proteger al paciente de la recaida de estos tumores extirpándolos con márgenes suficientes de tejido alrededor y el segundo objetivo es proteger al paciente de una cirugía demasiado importante para que no pierda muchos órganos, de manera que tenga una buena calidad de vida. Buscamos el equilibrio entre ambos objetivos, que son contrarios”, expone a su vez el doctor François Quénet.  

Los sarcomas son tumores poco frecuentes, dado que representan el 1% de todos los cánceres. Se han identificado hasta 150 tipos de sarcomas, aunque se pueden agrupar en dos grandes tipos: los sarcomas de hueso (osteosarcomas) y, la gran mayoría, los sarcomas de partes blandas (SPB), que se originan en tejidos blandos, que soportan y conectan las distintas partes del cuerpo, como la grasa (liposarcoma), los músculos (leiomiosarcoma) o el tejido conectivo.