El extraño nombre que únicamente se oye en una zona de España: solo se llaman así 27 personas

Las familias piensan con mucho detenimiento el nombre que le van a poner a su hijo cuando nazca. Hay parejas que tienen claro en todo momento cómo se va a llamar su bebé mientras que otras esperan hasta el último momento para elegir. Se suele hacer una lista con los nombres preferidos de hombre y otra con los de mujer para cuando llegue la hora de la verdad.

Muchas familias usan la imaginación para llamar a su hijo de forma diferente al resto. Otras prefieren hacer honor a un familiar poniéndole su mismo nombre para recordar su legado mientras que las últimas se dejan llevar por la moda de los personajes de actualidad. Esto ha provocado que en España ya no se oigan nombres muy habituales en el siglo XX mientras que otros como Leo, Hugo, Martina no dejen de escucharse en las escuelas.

Hace pocos meses saltaron las alarmas cuando se supo que un bonito nombre como Navidad estaba en serio peligro de extinción ya que solamente hay 43 personas que se llaman así en toda España, todas ellas en Cataluña con una media de edad que roza los 70 años.

Luchó contra los Reyes Católicos

Otro nombre que escasea y que la gran mayoría de la población en España no haya escuchado quizás en su vida es Adargoma. Actualmente según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) solamente hay 27 hombres en todo el país que se llamen así y tienen una media de edad de 30 años. Este nombre es tradicional de las Islas Canarias y solamente se oye en Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Uno de los personajes más conocidos de la zona con este nombre es Adargoma Hernández Rodríguez, consejero del Área Insular de Aguas, Educación y Juventud de Fuerteventura. Adargoma todavía es menos común en apellido porque no está ni registrado en el INE.

Según la web Todopapas.com, Adargoma significa espaldas de risco, muy anchas. Para conocer su origen hay que remontarse al siglo XV. Adargoma fue un guerrero guanche (capitán y noble) canario que luchó en la segunda mitad de este siglo contra la invasión castellana de Gran Canaria ordenada por los Reyes Católicos. Fue hecho prisionero y posteriormente bautizado con el nombre de Alonso de Córdoba.