Una teoría sugiere que los romanos colonizaron Canarias para convertirla en una 'fábrica' de tintes púrpuras

Esta hipótesis, realizada por un profesor de la ULL, deduce que la llegada de los primeros pobladores a las Islas fue mediada por el Imperio para establecer su negocio

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Una nueva teoría sugiere que la colonización de Canarias se produjo como parte de una estrategia comercial de los romanos, con el objetivo de explotar los recursos naturales (las conchas de los moluscos) para establecer una fábrica de tinte púrpura –el más caro de la época– en las Islas. Así lo propone el genetista de la Universidad de La Laguna, Vicente Cabrera, que indica que esta teoría resolvería algunas de las incógnitas que hasta ahora no han tenido respuesta sobre la llegada a las Islas de quienes se convertirían en aborígenes canarios.

Esta nueva hipótesis, publicada en la revista Scientific Reports, del grupo Nature, toma los datos genéticos más recientes sobre el origen de indígenas canarios, el hallazgo de una conchera en el islote de Lobos, en Fuerteventura, así como otras evidencias que vinculan al pueblo romano en Canarias en el siglo I d.C para concluir que la llegada de los primeros pobladores a las Islas tuvo un propósito comercial y estratégico.

Los últimos análisis genéticos realizados en las Islas refuerzan la teoría. En concreto se ha hallado que a principios del siglo I d.C, los aborígenes que habitaban las Islas provenían de dos linajes genéticos diferentes: uno que correspondían a personas llegadas desde los países del Mediterráneo (Italia, Túnez o Argelia) y otro grupo llegado desde el Magreb.

 «Conseguir estos datos ha sido esencial para establecer la teoría, los que teníamos previamente no eran de buena calidad», relata el investigador jubilado, que tuvo sospechas de contaminación de las muestras que se habían analizado anteriormente porque «daban datos de orígenes muy dispares».

La conchera de Lobos

La otra pieza de este puzzle histórico se encontró en la Playa de la Calera, en el Islote de Lobos. En la pequeña isla al norte de Fuerteventura se halló en 2012 un yacimiento arqueológico que hasta el momento había pasado inadvertido. «Fue un grupo de turistas el que lo encontró», recuerda Cabrera. Cuando los arqueólogos llegaron al yacimiento se toparon con algo que les sorprendió: una conchera que servía como taller de púrpura durante el Imperio Romano.

Las concheras son lugares destinados a aprovechar los tintes del cuerpo de los moluscos. «El tinte púrpura era muy apreciado en la época, era un signo de opulencia utilizado por la realeza y las clases altas», insiste Cabrera.

En cierto momento, los romanos habrían decidido expandir el negocio. El púrpura era un bien tan codiciado como escaso y complicado de explotar, por lo que solo los más hábiles eran capaces de extraerlo. De ahí que su investigación sugiera que los romanos «habrían traído del Mediterráneo a las personas que supieran extraer estos tintes y del Magreb a esclavos para que recogieran los moluscos», teoriza.  

Como conquistar la Luna

 «El Imperio Romano era el único con recursos suficientes como para lanzarse al mar para repoblar unas islas», insiste Cabrera, que asemeja esta empresa con explorar Marte o La Luna en la actualidad. «Solo lo pueden hacer las naciones con mayor plusvalía, como Estados Unidos o China», insiste. Y a principios de la Era Cristiana, quien albergaba esa plusvalía era el Imperio Romano.

Y es que los primeros pobladores de las Islas llegaron a Canarias provistos de ropa, ganado, semillas y ciertos útiles con los que poder sobrevivir en un entorno aislado. «Esto significa que es altamente improbable que hayan llegado por un naufragio, la llegada estaba programada», insiste el investigador. Sin embargo, hay dos circunstancias que siempre han llamado la atención de los científicos: los canarios no eran buenos navegantes (dado que nunca se mezclaron entre ellos) y tampoco disponían de armas ni útiles acordes a su tiempo. «Vivían como en la edad de piedra», destaca Cabrera.

Desde que los estudios genéticos han corroborado que los canarios no eran buenos navegantes, son varios los investigadores de las Islas que han teorizado sobre la llegada «dirigida» de los indígenas hasta Canarias. Sin embargo, no se habían puesto de acuerdo en si serían fenicios o romanos. Cabrera rompe una lanza por estos últimos. «Los cálculos sitúan el conchero de Lobos en la época cristiana, por lo que se puede descartar que fueran los fenicios», insiste el investigador.

La falta de armas y otros útiles adecuados para la época, así como de metales, revela a ojos de Cabrera, que los romanos no dejaron nada al azar. «Probablemente no se lo dejaban para que no se rebelasen contra el sistema», indica.

Con esta investigación, el científico quiere poner sobre la mesa una nueva explicación al origen de los canarios, con el propósito de que se abran nuevas líneas de investigación. No en vano, cualquier esfuerzo para entender mejor el pasado aborigen de las Islas es lo que acercará a Canarias a conocer su verdadera historia