Teruel abraza al Torico en su día grande

Más de 15.000 personas abarrotan la plaza y sus alrededores en la vibrante puesta del pañuelico, el acto más esperado de las fiestas de la Vaquila del Ángel

Juan Miguel Nácher, de la peña Los Bohemios, ha sido el encargado de colocar el distintivo rojo en el símbolo de la ciudad

El pañuelo rojo ya luce en lo más alto del Torico. Más de 15.000 personas abarrotaron este sábado la plaza más icónica de Teruel y sus alrededores para vivir el acto más esperado de las fiestas de la Vaquilla del Ángel, la colocación de un distintivo que rodea el cuello del astado y simboliza el abrazo de toda una ciudad. Con las emociones a flor de piel y un sol radiante, el bullicio estalló de júbilo y alegría en una celebración que no defraudó a los numerosos visitantes venidos de fuera ni tampoco a los turolenses, un público enfervorecido y entregado a la diversión y el desenfreno.

El encargado esta vez de encaramarse hasta la cúspide del monumento fue Juan Miguel Nácher Sierra, miembro de junta directiva de Interpeñas y de Los Bohemios, la peña en la que este año recayó ese honor. Con brío y decisión, trepó sin dificultades por la columna de siete metros de altura, aupado con la ayuda de sus compañeros y el castillo humano que formaron. También le empujaban con su aliento las miles de congregados, un griterío atronador que ponía lo pelos de punta. 

Así fue el momento de la puesta del Pañuelico en Teruel

El Periódico de Aragón

Colocó el pañuelico en la escultura unos minutos después de que sonara el toque del campanico en la plaza del ayuntamiento. Allí, al filo de las 16.30 horas, la alcaldesa de Teruel, Enma Buj, llamó a la fiesta con esta frase: «Vaquilleros, vaquilleras, ¿tenéis ganas de fiesta? ¿Queréis que suene el campanico? ¡Que suene y comience la Vaquilla!». Así daba comienzo el día grande de unos festejos, declarados hace seis años de interés turístico de Aragón, que dieron el pistoletazo de salida el pasado 30 de junio.

El campanico, una pequeña campana colocada en el tejado de la casa consistorial y que sólo suena para esa ocasión, fue tañido por Cristina Láinez y Lorenzo Costey, dos usuarios de la Asociación Turolense de Atención a Personas con Discapacidad Intelectual (Atadi), los mantenedores de las fiestas, junto a la regidora y el concejal de Fiestas, Eduardo Suárez.

Seguidamente, Buj hizo entrega del pañuelo a Juan Nácher, de la peña Los Bohemios, y padre del encargado de ponérselo al Torico, que recorrió los poco más de cien metros que separan el consistorio turolense de una plaza donde se levanta esta querida escultura, donde aguardaba una multitud entusiasmada.

Una tradición que nació oficialmente en 1982

No era el primer Nácher que tiene el honor de protagonizar este momento. Su padre ya lo hizo en el año 2002 y además su hermana Patricia se encargará de quitar el pañuelo el próximo lunes a medianoche, el acto que pondrá el broche de oro a una Vaquilla muy especial para esta familia y su peña. Era la tercera vez que recaía en Los Bohemios el ansiado cometido de poner el pañuelo, una tradición que empezó a llevarse a cabo oficialmente en 1982.

Dos horas antes del esperado acto, una marea humana inundaba ya la plaza del Torico, todos ataviados con camisetas blancas y pañuelos rojos, los colores clásicos de la indumentaria vaquillera. Pronto se tiñeron de morado por los incontables litros de vino y kalimotxo que se derraman siempre en esta celebración. El sofocante calor que se vivía, con los termómetros acercándose a los 40 grados, era más llevadero gracias a los incesantes calderos de agua que se lanzaban desde los balcones, uno de ellos provisto incluso de una manguera que refrescaba a la muchedumbre.

Entre cánticos y vítores, los minutos fueron pasando hasta que no cabía un alfiler. No faltaron los sones de las charangas, con la que la multitud saltaba y bailaba. Sobre sus cabezas unas pelotas gigantes de la Caja Rural de Teruel animaban un ambiente por momentos ensordecedor.

Tras la puesta del pañuelo, que finalizó con el Himno de la Vaquilla sonando por la megafonía, se desató la euforia por el centro de Teruel. Las principales calles y plazas del casco histórico que estaban tomadas por las barras de una veintena de peñas, donde las discomóviles, charangas y remojones amenizan al público. Como unas fiestas de pueblo pero a lo grande, siempre sin restricción de accesos. 

La merienda de toros el domingo y los embolados

Por méritos propios y a pesar de coincidir en el calendario con los archiconocidos San Fermines, la Vaquilla tiene su hueco en la Champions League de los festejos populares que se celebran en España. Dan fe de ello los miles de visitantes llegados desde todos los puntos de la provincia y de Aragón, pero sobre todo también de la vecina Comunidad Valenciana.

Quien tampoco quiso perderse la cita fue el líder del PP en Aragón, Jorge Azcón, que previsiblemente será nombrado presidente de la comunidad. A su juicio, no hay duda de que la Vaquilla será declarada también de fiesta de interés turístico nacional e incluso europeo «porque la capital turolense merece que estos festejos se conozcan». También visitó Teruel la alcaldesa de Huesca, la popular Lorena Orduna.

La Vaquilla tiene también otros rituales puramente festivos, aunque se cuele alguno más solemne, como la salve al Ángel Custodio, que se celebró a las 11.20 horas de la mañana. Después, Antonio Esteban Sánchez fue nombrado Vaquillero del Año y justo al mediodía se cumplía con el ritual de la tradicional subasta de palcos de la plaza de Toros para la merienda que se celebra hoy. Y_como manda la tradición, la puja se hizo en pesetas. En la madrugada del domingo, a las 2.00 horas, habrá toro embolado y a las 5.30 comenzarán a ensogarse los astados. 

El punto final del programa de actividades será en la medianoche del lunes al martes, con la traca final y la retirada del pañuelo al Torico, una responsabilidad que recae en Patricia Nácher, también de la peña Los Bohemios. Será el colofón para unas fiestas que cada vez tienen más adeptos.