LA LEYENDA DE LOS AMANTES DE TERUEL

Teruel pone fin a tres días de fiesta medieval con la muerte de Isabel y Diego

Miles de personas han vuelto a revivir la historia más célebre regresando al siglo XIII

Inma Marín Soriano

Inma Marín Soriano

Las Bodas de Isabel culminaron este domingo con la muerte de Isabel y Diego en una plaza de la Catedral de la capital turolense abarrotada de turistas un año más. Esta última edición de la recreación de la leyenda de los Amantes de Teruel volvió a multiplicar la población de la capital turolense durante todo un fin de semana de viaje en el tiempo hasta el siglo XIII en el que vecinos y visitantes se contagiaron de la magia de una historia que no pierde interés. Aunque muchos conocen el desenlace, el aliciente de vivir en primera persona la celebración de las Bodas de Isabel sigue atrayendo a curiosos y locales.

La última jornada de las Bodas de Isabel comenzó a media mañana con el sepelio de Diego. Una mujer misteriosa aparecía en el entierro del difunto a las 12.30 horas del mediodía para dar el último adiós a uno de los protagonistas de la fiesta medieval. Tras descubrirse el rostro, esa mujer resultó ser Isabel de Segura, quien acudía hasta el difunto para entregarle el beso que le negó el día anterior, aún en vida. Una vez entregado su beso, Isabel cayó muerta sobre el cuerpo del difunto sellando así su amor eterno, tal y como cuenta la Leyenda de los Amantes de Teruel.

La muerte de Isabel de Segura conmocionó a todos los presentes en una plaza de la Catedral rebosante de turistas. Tras lo sucedido, a petición de don Pedro de Azagra, ambas familias, la de Isabel de Segura y de Diego de Marcilla, decidieron darles sepultura juntos para que nunca más se volviesen a separar. «Isabel nunca fue mía por eso quiero que sean enterrados juntos», exclamó el esposo arrepentido tras obligar a su amada a casarse con él. Desde entonces, ambos descansan en paz hasta nuestros días. Tras la escena final de las Bodas de Isabel, las exequias de los difuntos fueron paseadas por la comitiva fúnebre por todo el centro histórico de la villa. A golpe de tambor y bombo, los turolenses y visitantes siguieron a los difuntos para despedirse de los Amantes de Teruel.

Los dos difuntos portados en los hombros de la comitiva fúnebre llegaron a la plaza del Seminario de la villa para recibir el cántico final de la leyenda.

Desde el balcón del edificio, un juglar recitó con sus versos la historia de los Amantes de Teruel. «En todos hay alegría, solo en Isabel tristeza». «Por no besarlo Isabel, Diego cayó muerto en su presencia. Los enterraron juntos pues la muerte así quisiera», pronunció el trovador.

Oda a los amantes

Tras ello, la cantante Mari Carmen Torres fue la encargada de entonar la Oda a los Amantes de Teruel junto a Isabel y Diego en el balcón del Seminario. «Se esculpieron sus cuerpos, al abrigo del amor, se cerraron sus ojos por tan inmenso dolor», decía uno de los versos de la canción.

Para cerrar la leyenda, dos actrices del elenco de las Bodas de Isabel pronunciaron el discurso final con el que invitaron a todos los presentes en la escena a besarse en honor a la leyenda medieval. «Huyeron en un beso para seguir amándose eternamente. Por un beso estamos aquí todavía hoy conmovidos. Cada vez que entregáis un beso a la persona amada los Amantes de Teruel regresan a la vida. ¡Besad a quien más queréis!», exclamaron poniendo así el broche de oro a tres días de fiesta celebrando la leyenda de los Amantes de Teruel.