A veces nos centramos mucho en la limpieza de algunas partes de la casa y nos olvidamos de forma recurrente de que los electrodomésticos, cada cierto tiempo, necesitan unos cuidados para alargar su vida útil y para que su funcionamiento sea lo mejor posible.

Por ejemplo, cada cierto tiempo es necesario limpiar el lavavajillas con programas sin vajilla, también sucede lo mismo con la lavadora y la plancha no escapa a ello.

Sobre todo porque si no la tratamos como es debido puede acumular cal, empeorar su poder y, lo que es peor y no tiene punto de retorno es que puede fastidiarnos la ropa a través de quemaduras o rotos que se pueden cargar nuestras prendas.

Como lo último que queremos es eso, aquí os explicamos cómo limpiar la plancha de forma fácil, con productos sencillos de encontrar y caseros y que no llevarán mucho tiempo.

Un aliado recurrente

Como para muchas cosas de limpieza se necesita bicarbonato de sodio. Aunque en varios artículos lo hemos mezclado con vinagre blanco, esta vez no será necesario. Solo hay que incorporar dos cucharadas de este producto por cada una de agua destilada, la misma que para planchar.

Se generará una pasta que deberás pasar por la superficie metálica de la plancha, pero mucho ojo, que esté apagada y fría es imprescindible. Además también debes tener especial cuidado con cómo expandes la mezcla por la plancha porque no queremos rayar la superficie.

Después de dejarla durante unos minutos actuando, retírala con una bayeta ligeramente húmeda y después sécalo para que quede perfectamente limpia.

Si lo deseas, puedes también centrarte algo más en los agujeros. Para ello, un buen consejo es usar los bastoncillos de los oídos, que por su tamaño y el cabezal de algodón son muy cómodos.

¿Y por dentro?

Para quitar la cal del interior de la plancha lo mejor es usar la propia agua destilada, aunque también si necesita una limpieza más a fondo se puede incorporar vinagre blanco. Ponla en su temperatura más alta y la máxima cantidad de vapor que pueda.

Deja que vaya soltando el vapor sobre un paño o una toalla (para que caiga en algún lado la cal y no en el limbo). Por último, simplemente vacía el depósito y ya estará lista tu plancha para cuidar tu ropa.