Lorenzo Cortés es músico, empresario e ingeniero informático. Desde Ejea, ha creado cientos de sintonías que suenan en todo el mundo para tele y cine. Con la que hizo para ‘Inmortal’ ganó un premio en Cannes. Tiene uno de los mejores estudios de España. Pasión y ‘kilómetro cero’.

-Tiene en Ejea de los Caballeros uno de los mejores estudios de España...

-Eso es en parte mito; hay estudios muy buenos. Pero sorprende este sitio al cruzar la puerta. A la gente, además, le sorprende que nos quedáramos aquí.

-Desde aquí compone músicas que suenan en televisiones de todo el mundo.

-En Japón, República Checa, Francia, Portugal, pero también aquí en Aragón TV o en otras autonómicas como IB3, A punt o Telemadrid... Como curiosidad, diré que también compuse la música de ¡Aragoneses del Año!, la gala anual de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, que va a cumplir veinte años como sintonía.

-En este terreno, Aragón ha dado creadores como Antón García Abril, Julio Mengod o Javier Navarrete.

-Tenemos un gran patrimonio de músicos y, además, conectado con el mundo audiovisual. Pero es un trabajo que rara vez se conoce. El papel de la música es una cosa tan visceral, tan pegada a la primera esencia... No hay más que quitarle la música a cualquier película para demostrar cómo cambia. Pero es cierto que la gente no cae en eso. La música en televisión, cuando es buena, te acompaña, pero no se nota.

-¿Cómo empezó usted en la música?

-Con 7 años me llevaron a que aprendiera a tocar el piano. Con 8 y con 9, ya estaba componiendo cosas sencillas. Siempre tuve esa inquietud, esa vocación. Recuerdo que me bajaba en los autobuses Cinco Villas a Zaragoza para ir a El Corte Inglés de Sagasta, porque tenían una exposición de teclados impresionantes. Mi madre me dejaba allí y yo me pegaba toda la tarde viéndolos.

-¡Luego tuvo un grupo musical!

-Se llamó El Tiempo Huye. Fue en los años 90. Llegamos a grabar un vinilo en Madrid... ¡Coincidimos en el estudio con Rosendo! Y llegamos a estar en Los 40. Fue los tiempos de Cachi, que nos promocionó un montón. Ganamos premios, teníamos una gira, vendimos cuatro o cinco mil copias... Pero, ¿qué pasó? Pues que teníamos 18 años y nos teníamos que ir a estudiar. Así que disolvimos el grupo sin más. Y yo me metí en Ingeniería Informática.

-Sin embargo, luego aprovechó esa formación para seguir con la música.

-En el año 1990 ya grababa mis maquetas con un ordenador. En realidad, nunca dejé de componer. De hecho, en la carrera grabé un casete con varias piezas que mandé a TVE y ahí tuve la suerte de que le caí en gracia y mi música empezó a sonar en varios programas. Poco después, grabé un disco de 99 pistas para informativos para Sintonía. Eran cosas que iba a haciendo sin pretensión económica y en paralelo con otros proyectos. En 2002, fundé una empresa de márketing, e_Media, que ahora se llama Uup y que trabaja con primeras marcas de España. Poco antes, en 1998, creé una de las primeras web de música de librería. Eso fue una suerte, porque me empezaron a llamar de Japón o de República Checa. Todo gracias a la web y a ese cedé de Sintonía que estaba por todo el mundo.

-Hay un momento en el que esto empieza a dar sus frutos.

-¡Y en el momento más inesperado! Estábamos a tope por la empresa. Con un montón de proyectos. Ten en cuenta que yo hice Informática porque de la música no se vivía y, de repente, la música empezó a darme de comer. Mis sintonías estaban produciendo dinero sin yo saberlo en los lugares más insospechados.

-... Y empieza a componer por encargo.

-¡Este mes cumplo mi obra número mil! Coincide con la sintonía del cambio de imagen de Aragón TV. Ha habido proyectos y encargos muy bonitos. Recuerdo la primera serie que me pidieron que fue a través de Vía Digital para National Geographic. Ahora hago música para anuncios, para museos, para tele... Las músicas más difícil son las más cortas. Hacer siete segundos de una cabecera, meter en ese tiempo una introducción, un desarrollo y un desenlace, es de lo más complicado del mundo.

-Tiene un premio en el Festival de Cannes por la mejor música original por ‘Inmortal’.

Inmortal fue algo increíble. Es de esos trabajos donde echas el alma, porque enraíza con las razonas por las que te haces músico. Ahora, con su director, Javier Jiménez, también he hecho La Roca en el Mar. El cine y la ficción son caminos que me apasionan. Y por ahí estoy a punto de dos cosas que no puedo decir... (risas)

-¿Por qué crea su estudio en Ejea?

Porque soy de Ejea. Estuve a punto de irme a Los Ángeles pero decidimos que nuestra felicidad está aquí. Y en 2015, montamos un estudio que sí, fue dar pábulo a un sueño. En la música, ahora trabajas con un ordenador y online. Estar aquí no supone un problema. Cuando lo necesito me voy a Madrid o a donde tenga que ir.