Los polos opuestos se atraen y la moda no está exenta. En la pasarela madrileña han confluido dos excelentes versiones que las sitúan a miles de kilómetros de distancia, por un lado los diseños de nocturnos de Redondo Brand y los joviales brillos de Custo Barcelona y por el otro la sobriedad de Otrura.

Los desfiles cerraron con pura fiesta, como corresponde a una noche de sábado. Jorge Redondo, alma creativa de Redondo Brand, firma que ha lucido sobre la alfombra roja de los premios Goya Candela Peña y que ha conquistado a Amaia Salamanca o Naty Abascal, se ha inspirado en otra mujer, Nan Kepner, el alma de las fiestas de Nueva York durante varías décadas e icono de moda.

El diseñador, que participa por primera vez en la pasarela ha sido el ganador del premio L'Orèal a la mejor colección, ha comentado que ha buceado en las hemerotecas en busca de sus apariciones para reinterpretar su vestuario. "Me gusta su manera de entender la moda, su forma de vivirla de manera arriesgada a cualquier edad, sin ponerse límites", apunta el diseñador.

Una mujer que sabía transmitir con su vestuario, justo lo que el creador pretende. A pesar de su sofisticada propuesta, Redondo abre su desfile con un vestido rústico en algodón bordado sobre tul, "el 90 por ciento de nuestros tejidos son naturales", señala, una pieza que arma con un cancán para dar volumen.

Desfile de Redondo Brand. EFE

Volúmenes que traslada a la cadera en faldas y que se hacen "importantes" en vestidos de tafetán. Llama la atención un bolero rosa de pluma de avestruz quemada un complemento. También deja espacio para piezas "envolventes que arropan la silueta" como un vestido de punto con flores superpuestas en mohair, otro de gasa de seda en rojo o un lamé dorado estilo años 50.

En la misma línea fiestera, Custo Barcelona ha presentado una colección para aquellas mujeres que "quieran volver a brillar como antes", subraya el diseñador Custo Dalmau.

Recién llegado de Nueva York, donde ya presentó esta colección en un ambiente de gran expectación, y a punto de salir hacia Los Ángeles, para presentarla en la costa oeste, Dalmau tiene la percepción de que "la gente tiene ganas de pasar página". "La maquinaria está en marcha" y con el objetivo de no perder el tren, presenta propuestas donde los vestidos en dos bloques, blanco y negro ganan la partida con cortes asimétricos que lucen un brillo eterno con lentejuelas que deslumbran.

Desfile de Custo Barcelona. EFE

Brillos en satenes o jacquards de terciopelos son las claves en la que mezcla materiales tecnológicos con algodón y lana para confeccionar prendas que crean "un lenguaje emocional". Estampado animal en cazadoras, que también incorporan lamé y forra de astracán sintético y sudaderas largas con mini monos contrastan con pantalones que se despegan del cuerpo.

Completamente abducida por la fiebre del sábado noche, con canción final de los Bee Gees incluida, Lola Casademunt by Maite ha presentado una propuesta en la que el 'print animal' en rosa ha sido la estrella en vestidos, faldas y acolchados.

Desfile de Lola Casademunt. EFE

La sobriedad

En el polo opuesto, Otrura, firma capitaneada por Sergio de Lázaro y Verónica Abián, plasma sobre su confección de cuidada sastrería una reflexión sobre las enfermedades mentales y "cómo transforman al individuo".

A partir de ahí, prendas desestructuradas, que se ciñen tanto a la piel como la dejan al descubierto, trasladan la sensación de asfixia y la necesidad de verbalizar los sentimientos para salir de una situación circular reforzado, "siendo la misma persona pero diferente", explica Lázaro.

Una asfixia mental que se refleja en los colores que van desde un desvaído nude, tiza y tierra, al negro, denim y dorado pálido para terminar con un rosa empolvado.

La firma introduce el cuero, por primera vez en una colección, en cazadoras y camisas, como metáfora de la piel para mostrar el interior sin vergüenza. Con la misma intención, las transparencias en blusas pretenden exhibir los "más íntimos sentimientos".

Una imagen del desfile de Otrura. EFE

Piezas realizadas para mujeres reales, de cualquier edad, porque -argumenta- hay que defender "la sensualidad y la sexualidad de una anatomía por la que ha pasado el tiempo, pero sigue existiendo". Un trabajo de contraposición en el que los patrones de las chaquetas incorporan pecheras plisadas que juegan con los volúmenes y trajes de pana de chaquetas corta y pantalones de campana en color caldera.

La firma también ha desarrollado un trabajo de recostura, a partir de una sábana de ajuar, que transforman en una falda de talle alto, con mucho movimiento y un top bordado con embozo original.

Miriam Sáinz ha sido elegida por L'Oreal como la mejor modelo de una 75 edición que ha recuperado alegría, con el cien por cien de aforo, un público que, en algunos casos, olvida que la mascarilla sigue siendo obligatoria en interiores.