Parece un tranvía, pero con ruedas. El Ayuntamiento de Zaragoza ha presentado el modelo de autobús eléctrico que empezará a circulará por la capital aragonesa el próximo año, el ie-tram de Irizar. Es el primero de los 68 que se van a adquirir y que se incorporarán una vez que se haya habilitado en cocheras la infraestructura necesaria para su carga, a través de pantógrafos invertidos. Con una estética moderna, elíptica, un frontal acristalado, sin retrovisores (se utilizan cámaras), sistemas de seguridad alrededor del vehículo para prevenir los atropellos y piso bajo, este «autobús del futuro» estará en pruebas durante las próximas tres semanas en la línea 23.
Por dentro también es distinto. Aunque manteniendo la distribución habitual de los autobuses, es más espacioso y luminoso, dispones de cargadores para móviles y es silencioso. Los buses de 18 metros tienen una capacidad máxima de 145 personas.
El alcalde, Jorge Azcón, ha presumido de que la renovación de la flota para que sea 100% sostenible y de cero emisiones «es el proyecto más importante» de movilidad eléctrica en España. También el director general de Avanza, Valentín Alonso, que ha asegurado que se trata de «un proyecto de ingeniería de grandísimo calado» que se puede convertir en «referente europeo de movilidad sostenible». Un objetivo que, según Azcón, es merecedor de recibir financiación de los fondos europeos Next Generation.
El primer edil ha explicado que un vehículo de 18 metros tiene un coste de unos 750.000 euros (215.000 más que uno contaminante) y los de 12 metros de 500.000 euros (125.000). Una inversión inicial mucho mayor pero que supondrá la reducción de las emisiones de CO2. Cada bus eléctrico permitirá que se reduzcan 1.700 toneladas de CO2 en un año, que se elevaran a las 610.000 a lo largo de vida útil (16 años).
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En total, el consistorio prevé invertir 58 millones iniciales para los 68 primeros buses de los que 12 corresponden a la estación de carga. El ayuntamiento se ha marcado el objetivo de renovar toda su flota (352) en los próximos diez años.
En definitiva, es un «tranvía sobre rudas, con un diseño futurista que mejora el confort de los usuarios», resumió la concejala de Movilidad, Natalia Chueca.
