Parece complicado, por no decir imposible, que se pueda vivir un 27 de junio, día en el que se rinde homenaje a las víctimas del terrorismo sin algo de polémica o barrillo en el tablero político. Hoy, que no podía ser una excepción, tenían más resonancia cualquier bronca después de lo ocurrido en el Congreso, la ausencia del PP que se unía a Vox en el plante a la Cámara baja para afear la conducta al Gobierno de Pedro Sánchez. Como eco de lo que sucedería en Madrid o no, lo cierto es que los dos actos más importantes convocados en Aragón se dieron en Zaragoza y en Huesca, y cómo no, también incluyeron el habitual ingrediente.

En la capital aragonesa, el alcalde Jorge Azcón, del PP, y la vicealcaldesa, Sara Fernández, de Cs, han acudido al distrito de Casablanca, al lugar donde desapareció el empresario Publio Cordón, secuestrado por el grupo terrorista Grapo el 27 de junio de 1995, para colocar una nueva placa de las que van a rendir homenaje a todas las víctimas en la ciudad. Un homenaje que contó con la presencia de su mujer, Pilar Muro, y su hija, Carmen Cordón; de la delegada de la Asociación de Víctimas del terrorismo en Aragón, Lucía Ruiz; pero también de concejales de Vox (Carmen Rouco) y del PSOE (Ana Becerril), que sí asistió a la convocatoria del equipo de Gobierno. Los ausentes, Podemos y Zaragoza en Común, aunque desde las redes sociales sí aludían al acto como una manera de «usar el fantasma del terrorismo» para «desgastar al rival político y disimular que a la hora de gestionar solo da favores a los ricos y familiares», decía el edil de ZeC Alberto Cubero en Twitter.

Antes, en Casablanca, Azcón reclamó «los esfuerzos necesarios» para encontrar los restos del empresario e insistió en difundir un relato «basado en la verdad» que neutralice el «manipulado de quienes intentan blanquear a los terroristas» por partidos que buscan «mantener el poder a cualquier precio». Junto a él, Lucía Ruiz remarcaba que la AVT no estaba en el Congreso pero sí fuera leyendo un manifiesto y en actos como el de Zaragoza por el apoyo dado por el consistorio a las víctimas.

Al inicio del acto, la concejala delegada para las Víctimas del Terrorismo del Ayuntamiento de Zaragoza, Patricia Cavero, ha recordado que el 27 de junio se celebra el Día Nacional de las Víctimas del Terrorismo, porque hace ahora 61 años, falleció la que se considera la primera víctima del terrorismo en España, una niña de 22 meses que se calcinó en un coche como consecuencia de un artefacto explosivo que el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) colocó en la estación de autobuses de San Sebastián.

Desde entonces, ha declarado Cavero, "los españoles hemos tenido que soportar demasiado dolor y muchas muertes" a manos de los grupos terroristas. Por ello, "nuestro deber es honrar a esas víctimas y recordar a los violentos y criminales que nunca podrán vencernos; que quienes defendemos la libertad, la paz, la democracia y los derechos humanos somos muchos más", ha apostillado la concejala.

Carmen Cordón, por su parte, aseguraba que las víctimas están «en estos momentos más debilitadas que nunca» por un país «de poca memoria y sensibilidad anestesiada». «Si mi padre hoy levantara la cabeza habría visto homenajes a terroristas, que a su salida de prisión, son recibidos como héroes en sus municipios; habría leído como se blanquean sus fechorías y habría sido testigo de como hoy los asesinos llegan a ocupar cargos públicos», apostillaba, a la vez que afeaba al exalcalde, Pedro Santisteve, de ZeC, su «apoyo a jornadas de publicidad a esos asesinos».

Zaragoza vivía así uno de los pocos actos públicos en recuerdo a las víctimas del terrorismo que se celebraron en la comunidad. El otro, en Huesca, no le anduvo a la zaga en cuanto a reproches y polémica entre partidos. El PP en el ayuntamiento, encabezado por su portavoz, Gemma Allué, realizaba el acto que, criticaron, no había querido convocar el alcalde, Luis Felipe, junto al monumento de las Manos Blancas, ubicado en la plaza de San Antonio. Por eso la conservadora dijo estar «entristecida» ante la «negligencia» del primer edil de no hacer el tradicional acto institucional este año. «El alcalde no se puede escudar en un despiste», dijo, ni veía como una excusa válida que parte de la plaza donde se reunían esté ocupada por atracciones feriales.