El Ayuntamiento de Zaragoza quiere dotar a la antigua fábrica de Giesa de contenido. Darle vida. No sucederá a corto plazo porque requiere de una importante inversión económica a la que no puede hacer frente el consistorio, pero por ahora ya se han definido los usos que podrían albergar las naves. El área de Urbanismo plantea crear oficinas para emprendedores, salas para realizar talleres, oficinas e incluso un anfiteatro y viviendas sociales. También incluye en su propuesta equipamientos deportivos en la gran plaza de 4.113 m2, resultado del derribo urgente de las naves Norte, Central y las Oficinas.

El consistorio tuvo que demoler parcialmente estas instalaciones debido a su lamentable estado después de 14 años de abandono, desde que la empresa de ascensores y escaleras mecánicas de Schindler trasladara su actividad al polígono Empresarium, en La Cartuja. Solo se actuó en los edificios que no se encuentran catalogados por el vigente Plan General como de Interés Arquitectónico.

Ahora es el momento de pensar en su futuro y en dotar de contenido las instalaciones, ubicadas en el barrio de Montemolín (distrito de Las Fuentes). El primer paso es la redacción del plan director que el consistorio ha sacado a licitación por 18.150 euros, que deberá definir los usos a implantar, su programación y plan de inversiones. La antigua fábrica de Giesa no será la primera instalación industrial que se recupere y que se dote de actividad. Ha sucedido con la Azucarera del Rabal, la Harinera de San José o con la estación del Norte.

Desde Urbanismo se plantean tres alternativas para gestionar las futuras instalaciones. Por un lado sugieren que sea un equipamiento de ámbito supramunicipal, es decir, una actuación con intervención de otras administraciones que tenga influencia en todo el territorio. También propone que sea únicamente de ámbito municipal o exclusivamente del distrito, para completar las carencias puntuales del entorno.

Según los técnicos municipales, Giesa se encuentra dentro del distrito de Las Fuentes (43.322 habitantes), aunque también tiene influencia sobre San José (67.945), es decir, que este equipamiento podría dar servicio a más de 100.000 personas.

Según el informe por la Oficina de Proyectos de Arquitectura, la nave sur, a la que se accede desde por las calles Padre Chaminade y Francisco Rodrigo, podría destinarse al almacenamiento, aunque también valdría para acoger talleres o de actividades relacionadas con el empleo y la formación. Esta zona necesitaría reparaciones puntuales en la cubierta debido a falta de mantenimiento, y en la estructura, derivadas de desperfectos en el sistema de evacuación.

Desde talleres hasta pisos

El edificio que se encuentra en la calle Yolanda de Bar, de 2.111,36 m2 repartidos en tres plantas, «admite multitud de tipologías, incluso la residencial» debido a su buen estado estructural. La planta baja podría tener un uso comercial y también serviría para exponer el resultado de los talleres artesanales. Las plantas alzadas serían perfectas para albergar oficinas. Por último, la torre, como elemento más representativo, tiene vocación de destinarse a un uso singular.

En el bloque con acceso desde la calle San Joaquín, Catalogado de Interés Arquitectónico y con 843,66 m2 de superficie, se plantea crear un auditorio que podría parecerse al Niccolè Paganini de Italia. Diseñado por Renzo Piano e inaugurado en 2001 nace de la idea de transformar una zona industrial en desuso en una moderna «fábrica de sonido», que es lo que se sugiere hacer en Giesa. Ambos espacios sin muy parecidos porque comparten una peculiaridad importante, su altura. El edificio de Montemolín tiene 63,21 metros de largo y 12,36 de profundidad. Unas dimensiones perfectas para albergar actividades artísticas y culturales.

Por último, el edificio de la calle San Joaquín podría destinarse a oficinas de distinta índole, de usos administrativos y sociales. También se estudia que sirva para ampliar los espacios administrativos.