La excavación de fosas de la guerra civil en el cementerio de Belchite ha generado ya la respuesta de numerosas personas, en torno a 40, residentes en España y en el extranjero, que se interesan por la marcha de la exhumación y están dispuestas a facilitar muestras de su ADN con el fin de cotejarlo con el de los restos óseos que van siendo desenterrados.

Se trata de una labor lenta debido a su extrema complejidad. Y  puede durar meses debido a las dificultades técnicas con que se encuentra el equipo de arqueólogos que trabaja en el camposanto belchitano.

«El objetivo de esta actuación es identificar a las víctimas y devolverlas a sus familias con el fin de que puedan sepultarlas dignamente», señaló ayer Marisancho Menjón Ruiz, directora de Patrimonio Cultural de la DGA, que visitó la zona de actuación, en la que el Gobierno autonómico invierte 25.000 euros, de los 196.000 con que está dotado el Plan Cuatrienal de Fosas. «Conmueve ver el resultado de la violencia y la crueldad en los primeros días de la guerra», afirmó Menjón, que dijo sentirse «muy impresionada».

«Nuestro objetivo es que el mayor número posible de descendientes de los represaliados, generalmente los nietos, puedan cotejar su ADN con el de las personas que fueron víctimas de la represión», señaló José Vidal, concejal socialista de Belchite y responsable de la entidad memorialista Mariano Castillo Carrasco.

Cráneos hallados en la fosa en proceso de excavación. Uno de ellos está perforado por un tiro de pistola. ANDREEA VORNICU

Llamamiento

De hecho, la asociación ha hecho un llamamiento a los vecinos de Belchite y su entorno que perdieron antepasados en el conflicto para que entreguen material genético que sirva para avanzar en la identificación de los esqueletos que están apareciendo. Asimismo ha solicitado que quienes posean fotografías de los difuntos las entreguen, si es posible, para hacerles más adelante un homenaje (marianocastillocarrasco@hotmail.com). Entre los afectados figura el cantautor Joan Manuel Serrat, cuyos abuelos maternos fueron fusilados en 1936 por profesar ideas republicanas.

El Gobierno de Aragón ya ha empezado a enviar a las familias material para la obtención del ADN, que más adelante se cotejará con los datos obrantes en el banco de que dispone la DGA y, también, con un registro a nivel nacional.

José Ignacio Lorenzo, director antropológico de la excavación, informó de que se está interviniendo en particular en la fosa situada a la izquierda del cementerio, pues en la ubicada a la derecha solo han aparecido restos incompletos de dos personas. En la primera capa de la zanja principal, de seis por cuatro metros, aproximadamente, han salido 12 individuos entremezclados, algunos de ellos maniatados o con un agujero de bala de pistola en la cabeza. Fueron arrojados de cualquier manera y los esqueletos están en muchos casos boca abajo, indicó el experto.

«Al avanzar los trabajos se ha descubierto una tercera zona con una sorprendente cantidad de cal, lo que indica que se quiso destruir la materia orgánica de los cadáveres con el fin de impedir su identificación», explicó Lorenzo, que ha participado en otras excavaciones de asesinados en la guerra del 36.

Se desconoce la extensión de la fosa de la izquierda, ya que una parte se introduce bajo un cuartel de nichos y otra está sepultada por un andador de acceso al camposanto. Además, habrá que realizar catas en el exterior del recinto fúnebre, donde se ha averiguado que se cavaron más fosas comunes, «hasta un total de ocho».

La directora de Patrimonio Cultura, ayer, ante el cementerio de Belchite. A su lado, José Vidal (dcha.) y José Ignacio Lorenzo (izda.). ANDREEA VORNICU

 Exhumar e identificar

Una vez documentados los restos óseos, se irán exhumando los esqueletos, debidamente individualizados, y se trasladarán a un laboratorio de Belchite donde Lorenzo realizará las fichas de cada esqueleto, con su edad, el sexo y la forma en que murió. Además, será el momento de extraer muestras que se remitirán al Gobierno de Aragón para proceder al cotejo con las que aporten los descendientes. 

En Belchite fueron fusiladas unas 430 personas durante el conflicto, tanto de la propia localidad como de los pueblos vecinos. En los primeros días de la sublevación, un grupo de falangistas recorrió la zona sembrando el terror de forma impune, aprovechándose del triunfo de las fuerzas golpistas en Zaragoza.

«Los familiares se derrumban»

El cementerio de Belchite se ha convertido en un foco de atracción a finales de octubre. Y la causa principal no es solo la cercanía de Todos los Santos. Muchas de las personas que se acercan van en busca de noticias de seres queridos, antepasados lejanos que murieron fusilados en la guerra civil y cuyos restos van apareciendo a medida que avanzan las labores de apertura de varias fosas comunes.

«Por lo general, los descendientes de los represaliados se derrumban en cuanto ponen los pies aquí», explican los arqueólogos Gonzalo García y Sergio Ibarz, codirectores de la excavación. «Ven los cráneos y los esqueletos al descubierto y no pueden evitar conmoverse porque saben que pueden ser de sus tíos o abuelos», afirman.