La central de producción de calor y frío del recinto de la Expo de Zaragoza no tiene capacidad, a día de hoy, para asumir el consumo energético que exigirían las 500 viviendas que el Gobierno de Aragón quiere crear en los famosos cacahuetes. Su potencia actual solo le permitiría atender la demanda de 135 pisos.

Según ha podido saber este periódico, la potencia contratada por la empresa Districlima, concesionaria de la estación de producción de frío y calor, sería insuficiente para hacer frente al consumo de los hogares. Atendiendo al proyecto de instalaciones de la Expo , dispondría de 1.000 kilovatios hora (KW) para frío y otros tantos para calor para cada unos de los edificio. Si finalmente se construyen las 500 viviendas, el contrato con esta compañía tendría un déficit de 5.000 KW en frío y 6.000 en calor. Habría otro problema que salvar, y es que actualmente no hay una instalación de agua caliente sanitaria (ACS) porque, en origen, no pensó en destinar los cacahuetes a pisos, sí a oficinas. 

Frío y calor para 45 hogares por pabellón

Con las instalaciones y el contrato actual, la situación más desfavorable sería de 22 kW por cada uno de los 500 pisos, ya que la estación tendría capacidad para atender la demanda de 45 hogares como máximo en cada uno de los edificios (135 en total). En el caso de que se llevaran a cabo la totalidad de las viviendas previstas por Javier Lambán, habría que crear unas nuevas instalaciones o ampliarlas para que pudieran aumentar su capacidad energética, además de dotarlas de agua caliente sanitaria. 

El problema no se limita a la potencia contratada, sino a la capacidad que la central de producción de calor y frío, conocida como edificio DHC (District, Heating and Cooling) y que se ubica en la zona de equipamientos del Parque del Agua, en una superficie construida de 2.826,20 metros cuadrados y varias plantas.

La concesión otorgada a Districlima, que se firmó con el Ayuntamiento de Zaragoza para la Expo del Agua de 2008, es por 35 años, por lo que se opte por una opción u otra, supondrá un gran coste económico ya que habría que renegociar el contrato o finalizarlo, con la correspondiente y millonaria indemnización que supondría, lo que repercutiría, sin duda, en el precio final de los futuros inquilinos.