EL REGRESO DE LA FIESTA TRAS LA PANDEMIA

Miles de zaragozanos viven la vuelta del Jueves Lardero más ansiado

Largas filas durante toda la tarde para poder comer uno de los 5.000 bocadillos / Vecinos de todas las edades y muy buen ambiente en la previa de carnaval

Gran ambiente en la celebración del Jueves Lardero en Zaragoza

El Periódico de Aragón

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Dos años sin la merienda más típica de la ciudad es demasiado tiempo. La longaniza volvía ayer a los pucheros en un Jueves Lardero que, sobre todo, recuperaba la celebración. Junto a la sala Multiusos, miles de zaragozanos se acercaron por la tarde en busca de un bocadillo y una bebida a elección, repartidos por los peñistas y algunos miembros de la corporación municipal. 

En el recorrido habilitado por los voluntarios se mezclaban el hambre, algo de impaciencia y un ambiente festivo que no cesó en toda la tarde. Los más avispados aún recordaban cómo funcionaban este tipo de actos antes de la pandemia y cargaron el bolso de víveres: el primer bocadillo de la tarde y alguna que otra lata de cerveza venían de casa.

Y mientras la mayoría todavía se debatía entre el botellín de agua, la caña o el vaso de vino para pasar la longaniza, los más madrugadores ya disfrutaban de su bocata apoyados en las escaleras. José y Miguela eran dos de los que ya devoraban su bocadillo y aseguraron que «no hemos esperado mucho rato, poco más de un cuarto de hora», algo que tampoco les preocupó mucho porque «como jubilados, poco tenemos que hacer por las tardes».

Él con vino y ella con agua, los dos admitían que tenían «muchas ganas» de la vuelta de la celebración: «Es un día especial para la ciudad, aprovechas para reencontrarte con amigos y con gente que solo ves en este tipo de actividades». Apurando los últimos bocados, casi a las 19.00 horas, no querían pensar en la cena: «Hoy creo que no comeremos nada, que con esto ya vale». 

«Nos pillas en plena faena», decía Pilar, que buscaba un buen apoyo en el que desenvolver su bocadillo y poder disfrutarlo junto a José María, que también se peleaba con el envoltorio. «Nos gusta mucho esta celebración y venimos siempre, desde hace muchos años», tiraba de memoria la propia Pilar, que echaba en falta poder volver a celebrar el Jueves Lardero en la calle: «No es tanto por este día en concreto, pero te acuerdas de lo que significó la pandemia y te das cuenta de que fue mucho tiempo sin salir de casa ni hacer muchas cosas que nos gustan». 

Además, cerca de una sala Multiusos de la que se escapaban los primeros acordes musicales de una verbena, que se extiende hasta las 21.30 horas, José María celebraba «la buena tarde que hace, que esperaba yo algo más de frío para ser el mes de febrero». Hasta el tiempo se puso ayer al servicio de los zaragozanos. 

Tímidos, escuchaban y veían pasar a los más animados y a los que tenían más ganas de bailar, pero ellos preferían «irnos a casa pronto, que ya estamos cansados». La conversación, de camino a casa, también sería sobre la cena: «Creo que algo ligero, un trozo pequeño de pescado y un poco de sopa, pero ya vale de excesos». 

Mientras el Conde de Salchichón no dejaba que los ánimos decayesen, los más veloces ya ponían rumbo a casa para descansar. Hay que preparar muchos disfraces: este fin de semana es Carnaval