MOVILIDAD URBANA

Un informe técnico del Ayuntamiento de Zaragoza insiste en peatonalizar el puente de Piedra

Los funcionarios del área de Movilidad que dirige Natalia Chueca lo consideran «inevitable» y una «cuestión de tiempo» a pesar de la negativa de los políticos. Los vecinos del Rabal están en contra para evitar alargar los recorridos del autobús

Un informe técnico insiste en peatonalizar el puente de Piedra.

Un informe técnico insiste en peatonalizar el puente de Piedra. / ANGEL DE CASTRO

Iván Trigo

Iván Trigo

La peatonalización del puente de Piedra de Zaragoza «es inevitable» y se deberá acometer «en algún momento». Así de tajante se muestran los técnicos municipales del área de Movilidad del ayuntamiento en un informe al que ha tenido acceso este diario. Eso sí, el documento, firmado por el jefe de servicio, José Antonio Chanca, no es vinculante y va justo en la dirección contraria de lo que determinó el pleno hace poco más de un mes, que manifestó por unanimidad y a propuesta de Podemos «la voluntad de no prohibir el paso por el puente de Piedra a autobuses y taxis».

No obstante, el informe reaviva un viejo debate que cada vez que se abre levanta espinas entre los vecinos de los barrios de El Rabal, que temen que si algún día se toma esta determinación que recomiendan los técnicos municipales se compliquen sus desplazamientos hacia el centro de la ciudad y los barrios del sur.

Y es que por el puente de Piedra, además de taxis, pasan las líneas 36, 35, 28 y 39, que conectan los barrios al norte de la ciudad con el centro y otros distritos al sur del Ebro. La solución propuesta siempre en caso de cortar al tráfico el puente de Piedra sería desviar los buses por el puente de Santiago y el de Hierro, pero esta opción no ha contentado nunca a las asociaciones de vecinos del Picarral, el Arrabal y barrio Jesús, puesto que consideran que los desplazamientos se alargarían.

«Si no es porque el puente se está cayendo, la peatonalización nos parece absurda», afirma el presidente de la asociación de vecinos de Picarral, Javier Artal. «Si los buses no pudieran pasar por el puente tendríamos que hacer un rodeo de unos diez minutos de ida y otros diez de vuelta. Y si necesitas hacer ese recorrido para ir a trabajar todos los días, como es el caso de muchos en el barrio, el tiempo extra que tendríamos que pasar en un autobús sería de 20 días cada año», calcula. «Nos perjudicaría mucho porque hay buses como el 35 que cruzan el puente de Piedra y que nos conectan con el ayuntamiento o con la universidad. Muchos vecinos lo usan», añade el presidente.

No obstante, en el informe al que ha tenido acceso este diario, fechado el pasado 23 de enero -previo al debate que determinó la no peatonalización-, se establecen ya los cambios que deberían acometerse en el recorrido de estas líneas. Así, desde Movilidad recomiendan que la línea 28 se desviara por el puente de Hierro, lo que «no supondría una afección o en todo caso solo afectaría a la ubicación de la terminal». «Se podrían buscar itinerarios alternativos que mejorasen el acceso al centro y la afección fuese muy pequeña», aseguran los técnicos.

Los cambios propuestos en las líneas de bus

Con respecto a la línea 36, el documento recuerda que «anteriormente iba por la ribera y giraba a la izquierda en el puente de Santiago», pero «la falta de capacidad para girar a la derecha hizo que se llevase al puente de Piedra». No obstante, apuntan los técnicos, «lo razonable» sería que hubiese ido «hasta el puente de La Almozara pudiendo hacer un transbordo fácil con el tranvía».

Para la línea 39, el recorrido alternativo propuesto y el «más razonable» sería «por el puente de Hierro y San Vicente de Paúl», mientras que los técnicos señalan que la línea 35 sería la «más complicada» de desviar. La solución pasaría «por acceder por las calles Zuriza o Bielsa hacia la calle Muel y llegar a San Vicente de Paúl por el puente de Hierro».

Los argumentos de los técnicos

A pesar de la oposición vecinal, un hecho que el mismo informe recoge, los técnicos municipales aportan toda una serie de argumentos a favor de la peatonalización del puente de Piedra.

En primer lugar, recuerdan los técnicos municipales en el informe, el puente de Piedra es una construcción del siglo XV, catalogada como Bien de Interés Cultural, que ya sufrió «ciertos daños» en el pasado, durante los años 70 y 80, «por un alto grado de circulación del tráfico», si bien entonces no solo circulaban buses y taxis, sino todo tipo de vehículos.

«El tráfico actual –apunta el documento– si bien se considera que no va a causar daños estructurales al puente, tampoco es algo que le venga bien y obliga a un mantenimiento y análisis mayor que si no circulase tráfico de vehículos».

El segundo motivo que defienden los técnicos para prohibir el tráfico en este paso sobre el Ebro es la peatonalización de la calle Don Jaime I, un proyecto que se llegó a impulsar en 2014 pero que no se ha materializado y que ZeC convirtió en una «peatonalización blanda», elevando la calzada a cota cero y permitiendo solo el paso a buses, taxis y residentes.

Los técnicos municipales alegan que sería más accesible y más seguro un puente de Piedra sin buses ni taxis.

Los técnicos municipales alegan que sería más accesible y más seguro un puente de Piedra sin buses ni taxis. / MIGUEL ANGEL GRACIA

No obstante, consideran los técnicos municipales que se debería impedir, por seguridad, el paso de autobuses por Don Jaime I para que fuera de verdad una zona de prioridad peatonal. Si se tomara tal determinación, el siguiente paso sería peatonalizar también el puente de Piedra, señala el informe.

La tercera razón que aparece en el texto es la accesibilidad. En estos momentos, subrayan los funcionarios del consistorio, «la anchura del espacio de paso fuera de la zona de circulación (de vehículos) mide menos de 1,50 metros y en algunos tramos, menos de 1,30 metros», lo que contraviene una orden ministerial que establece en 1,80 metros la anchura mínima de las aceras y las zonas de paso destinadas a los peatones.

Punto negro en la seguridad

Asimismo, apunta el informe, desde la empresa que gestiona el bus urbano de Zaragoza, Avanza, han señalado el cruce entre el puente de Piedra y el paseo Echegaray como uno «de los puntos conflictivos» y peligrosos de la red viaria de la ciudad, «un punto de riesgo de atropellos». «Las peanas de hormigón donde se sitúan los leones a la salida del puente no permiten una visibilidad segura», motivo por el cual se pide a los ciclistas que crucen ese tramo a pie. Si los buses no recorrieran el puente, ese problema desaparecería.

No obstante, a pesar del contundente contenido del informe, el equipo de PP y Cs, que siempre aduce que sus decisiones vienen amparadas por los técnicos, votó a favor de mantener el tráfico en el puente para los taxis y los buses, como también respaldaron el resto de grupos municipales.

Desde Podemos, el grupo que impulsó la moción, su portavoz, Fernando Rivarés, explica ahora que el debate no es si «peatonalizar el puente de Piedra», sino «aportar una solución a la movilidad de la margen izquierda». «Si la única propuesta es prohibir la circulación por el puente no hay debate, porque se dejaría a la gente tirada. No se puede dejar sin conexión con el centro a los barrios de la margen izquierda sin aportar alternativas», defiende el portavoz morado.

Sin embargo, los técnicos municipales lo tienen claro: «En algún momento, los zaragozanos deberán tomar la decisión de convertir el puente de Piedra en un puente solo peatonal, es cuestión de tiempo», zanja el informe. 

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