Despoblación

Un libro de Miguel Mena recopila 52 historias de retorno al pueblo

'Zaragoza. Historias de ida y vuelta' es un libro impulsado por la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad que pone rostro a las generaciones que se marcharon de sus pueblos y que, pasados los años, decidieron volver

Un libro de Miguel Mena y la Cátedra DPZ sobre Despoblación recopila 52 historias de retorno al pueblo

Un libro de Miguel Mena y la Cátedra DPZ sobre Despoblación recopila 52 historias de retorno al pueblo / DPZ

El Periódico de Aragón

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El escritor Miguel Mena y la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad han recopilado en un libro 52 testimonios de zaragozanos que han vuelto a su pueblo. Se titula Zaragoza. Historias de ida y vuelta y, a través de esos ejemplos de hombres y mujeres de todas las edades, muestra el cambio de mentalidad que ha hecho posible ese regreso.

Tal y como ha explicado Miguel Mena, la singularidad del libro es que "ofrece una cara que no se había mirado, cuando se habla de gente que se va a vivir al pueblo, abundan las historias de urbanitas, y este libro ofrece los testimonios de quienes en su día salieron y han decidido volver, que no idealizan la vida rural pero que han decidido vivir en sus pueblos".

Escrita por Miguel Mena y editada por Pregunta Ediciones, ha sido impulsada por la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad para incidir en ese cambio de paradigma: antes volver al pueblo se veía como un fracaso, ahora muchas personas vuelven porque quieren vivir en él.

La diputada delegada de Cultura de la DPZ, Ros Cihuelo, ha manifestado que "estos relatos, muy importantes para la institución provincial, permiten reflexionar a través de la literatura, ya que nos modifica la mirada, porque muchas veces hablar de despoblación significa estigmatizar la idea de que quienes optan por vivir en un pueblo es un fracaso y un éxito lo contrario y no es así".

Como prueba de ello, el libro pone rostro a zaragozanas y zaragozanos de otras tantas localidades de la provincia y de diferentes generaciones que cuentan las causas por las que marcharon y los motivos que les hicieron volver.

Zaragoza. Historias de ida y vuelta muestra 52 lecciones de vida que constituyen un valioso testimonio sobre la realidad del medio rural en las últimas décadas. Diferentes vivencias y puntos de vista de quienes un día salieron de sus pueblos por diferentes motivos, tanto laborales como personales y, tras años fuera de ellos, han decidido regresar por otras tantas razones. En esta primera edición se han impreso 1.000 ejemplares.

El director de Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad, el catedrático de Historia Económica, Vicente Pinilla, ha destacado que "se trata de relatos realistas, conscientes de las oportunidades pero también de las dificultades que plantea la vida en el pueblo y que tienen un denominador común: la idea de poder tener una vida diferente a la que es posible en un entorno urbano".

"Es precisamente a esto a lo que deberían aspirar las políticas frente a la despoblación: apoyar y facilitar la elección en libertad del lugar de residencia por parte de las personas, y que aquellas que opten por el medio rural puedan tener el mayor bienestar posible", ha reiterado Pinilla, añadiendo que "no se trata de aspirar a cifras u horizontes poblacionales del pasado, que nunca va a ser posible alcanzar, se trata de personas que identifican los obstáculos, problemas y dificultades de vivir en sus pueblos, pero también las ventajas y gratificaciones que les reporta su elección".

52 historias de ida y vuelta

La iniciativa partió de la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad, donde se pensó que sería interesante mostrar este tipo de historias y hacerlo de la forma más objetiva posible. Todas las historias tienen algo en común: la vuelta a sus orígenes de sus protagonistas, quienes han decidido hacerlo por causas laborales o personales y después de haber estado viviendo en otras partes del mundo o de la provincia.

Pinilla, ha resaltado tres rasgos que se repetían en todos los relatos y que eran imprescindibles para esa vuelta: la actividad laboral, el arraigo, y la disponibilidad de vehículo propio para poder disponer de los servicios públicos básicos. Además, ha añadido que "muchos de ellos se han inventado una nueva vida y esta parte de creatividad, de innovación y buscar nuevas actividades, funciona muy bien".

Testimonios como el de Victoria Arévalo, que tras haber estudiado Turismo y haberse formado en diferentes programas internacionales, decidió volver a Aniñón y montar su propia consultoría estratégica de marketing. Para ella, tomar la decisión de volver fue difícil.

Arévalo ha relatado que "cuando decides emprender desde el mundo rural, tienes más noes que síes alrededor de ti, y a tus propias dudas se suma toda esa incertidumbre y la realidad de los pueblos, que es dura". Sobre los servicios públicos ha señalado que "hay servicios básicos que deben ser necesarios, desde tener tiendas donde ir a comprar hasta tener un colegio al que llevar a tus hijos o tener una actividad cultural o social que vaya más allá de lo que haces en tu día a día del trabajo".

También se encuentra en el libro el caso de Ignacio Sancho, quien renunció a su puesto de trabajo en Zaragoza y abrió su propia empresa en Castejón de Valdejasa para comercializar el producto típico del municipio, el conejo escabechado.

"Nos tocaron esos años en los que se hablaba mucho del emprendimiento y nos metimos de cabeza en un negocio que nos costó mucho empezar, ahora estamos encantados de la vida pero los primeros años fueron muy duros", ha aseverado Sancho. Ha indicado que aprovechando la forma de vida de su padre, su herencia agrícola, ha ido mejorando esa pequeña explotación, haciéndola partícipe de la escabechada, como plantar olivares para extraer su propio aceite de oliva virgen extra..

Miguel Mena ha subrayado que "hasta veinte personas de las que aparecen aquí con diferentes testimonios han residido, por estudios o por trabajo, en el extranjero", como es el caso de Sara Cortés, que tras haber pasado una temporada en Estados Unidos, decidió volver a su pueblo, Caspe, donde ha formado una familia y trabaja en la dinamización de los jóvenes rurales, o Jesús David Cuartero, que tras haber trabajado en diferentes ciudades del mundo y haber vivido en Madrid, volvió a Tabuenca para dedicarse a su vocación, el vino.