A PIE DE CALLE

Ola de calor en Zaragoza: «Trabajar así es insoportable»

Los operarios piden soluciones ante la canícula. Agua y gorras, su único alivio

Una trabajadora de limpieza viaria de Zaragoza, uno de los trabajos afectados por la ola de calor.

Una trabajadora de limpieza viaria de Zaragoza, uno de los trabajos afectados por la ola de calor. / Andreea Vornicu

Judit Macarro

Judit Macarro

A la hora de trabajar, las condiciones meteorológicas suelen ser todo un impedimento. Sobre todo para los que trabajan al aire libre con la lluvia, el frío o, en estos meses de verano, con el calor.

A la orden del día están los mareos, desmayos y golpes de calor con los que combaten aquellos que tienen que limpiar las calles, repartir el correo o llevar comida a domicilio estos días sofocantes.

Álex, joven repartidor de Took (pedidos a domicilio), sabe lo que es trabajar a 38 grados en Zaragoza. Él considera que «se pasa mal, por eso intentamos tener cuidado», así que frente a las altas temperaturas, se prepara con una gorra en la cabeza y una botella de agua «bien fresquita». Porque «no se puede hacer tampoco mucho más». Él, que trabaja sobre una bici repartiendo comida en las horas puntas, sabe a lo que se enfrenta: «Los pedidos tienen que llegar sí o sí», señala el repartidor, «aunque haga calor». La empresa también lo sabe, «por eso entienden que no podemos ir tan rápido como siempre», asegura Álex.

Algo parecido les ocurre a los que se encargan de la limpieza de las calles. Sergio, auxiliar de jardinería en Valentia, declara que «es insoportable trabajar con este calor». En su empresa, no han dado señales de poner ninguna solución ante el sufrimiento de los trabajadores, a pesar de que «nos quejamos muchísimo». Hace un par de semanas, cuando aún no había empezado el calor de verano, «a un compañero le dio un golpe de calor», explica el trabajador.

El silencio de los superiores les preocupa, porque, aunque al principio «sí que mencionaron cambiarnos el horario» cuando llegaran las temperaturas extremas, de momento «no tiene pinta de que vayan a darnos ninguna solución», se quejaba el joven con una jornada laboral que coincide con las horas más calurosas del día.

"Alguna solución nos tendrán que dar"

En el caso de los repartidores, como Mercedes que trabaja en Correos, sucede lo mismo. «Hacer los repartos con sudor y calor es muy incómodo», expone la mujer. A ella le gusta mucho su trabajo porque «te relacionas con muchas personas y estás al aire libre, que ayuda a despejarte». Aunque en verano, se hace más duro: «yo me canso mucho con el calor, entonces una jornada en un día con 36 grados es un suplicio».

El año pasado, ante semanas con alertas de calor naranjas (con temperaturas de entre 37 y 40 grados), las empresas tomaron medidas como el cambio de horario de los trabajadores evitando las horas más fuertes. Este año, Mercedes aún no sabe si se hará lo mismo o no en su empresa, «supongo que alguna solución nos tendrán que dar...», porque «andar por la calle, con los paquetes y el calor... en fin».

Para Álex, también es incómodo moverse con la bici los días de calor. Aunque, para él, «lo peor son los días de lluvia», que se dejarán ver bastante este verano. «No ves nada y es muy peligroso, más de una vez me he llevado un susto con algún coche», explica el joven.

Con todo el verano por delante y la incertidumbre de los trabajadores ante las condiciones que tendrán que afrontar, solo les queda «paciencia y tener cuidado», según el repartidor de Took, que se recoloca la gorra para taparse bien del sol y continúa con su jornada laboral un día más.