El peligroso acto de vandalismo en La Jota: atan cuerdas de un lado al otro de la calzada

Los vándalos no descansan ni en vacaciones y los métodos para delinquir cada vez son más variados. Los vecinos del barrio de La Jota de Zaragoza se despertaron sobresaltados durante la madrugada del pasado miércoles por las sirenas de la Policía Local que había acudido de urgencia hasta la avenida de La Jota.

Sobre las 2.30 de la mañana, se detectaron del número 36 al 43 de citada vía varias cuerdas que cruzaban la calzada de un lado a otro atadas a los retrovisores de los vehículos estacionados.

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Los agentes desplazados hasta el lugar se vieron obligados a intervenir retirando los elementos que podían haber provocado perfectamente un accidente grave. "Esto no es una broma o una gamberrada, es un delito que puede provocar graves accidentes e incluso la muerte de un motorista o ciclista", ha denunciado la Asociación Vecinal del barrio La Jota en su perfil de Facebook.

Sin embargo, la arteria principal del barrio no fue la única vía de la zona donde estos vándalos habían actuado. Los agentes de la Policía Local también tuvieron que intervenir en la calle Balbino Orensanz.

Allí se encontraron el mismo modus operandi realizado con una docena de cuerdas atadas en coches y motocicletas junto a un vehículo parado en medio de la calzada después de haberse llevado varias por delante.

Según relata la misma asociación, un usuario de VPM estuvo a punto "de estamparse contra ellas, con las consecuencias fatales que podría haber acarreado".

Varias cuerdas atadas de lado a lado de la calzada en la calle Balbino Orensanz de La Jota

Para intentar identificar a los autores de los hechos, la Policía Local de Zaragoza está buscando testigos por un delito de colocación de elemento en la vía pública con riesgo para la seguridad vial.

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Hace ya varios meses que esta práctica se dio a conocer en otras ciudades de España como Barcelona para robar la recaudación de los taxistas.

Los ladrones se colocaban a ambos lados de la calzada portando una cuerda de lado a lado obligando al vehículo a detenerse, momento en el que aprovechaban para rajarle las ruedas y asaltar al conductor forzándole a entregar el dinero.

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Un taxista con experiencia grabó con la cámara colocada en el salpicadero de su coche la situación, aunque al conocer el modus operandi decidió no parar su vehículo y seguir adelante la carrera con su cliente.