Vivienda

"La vida te cambia con un ascensor en casa"

Las obras ejecutadas en varios bloques de conjunto urbano de Balsas Ebro Viejo han logrado reducir un 60% la factura de luz y gas

Un vecino saliendo por el portal de su casa junto a su perro.

Un vecino saliendo por el portal de su casa junto a su perro. / ANDREEA VORNICU

Inma Marín Soriano

Inma Marín Soriano

Aurelio Cuadrado es un vecino de 80 años que vive en Peña Oroel, 13. Este bloque es uno de los primeros de viviendas sindicales de Balsas de Ebro Viejo, Zaragoza, en ser rehabilitados. Con su avanzada edad ya estaba teniendo problemas para subir las escaleras de su edificio. «Gracias a estas mejoras no nos hemos tenido que ir de casa. Nos han cambiado la vida». Se trata de una reforma que no solo ha remodelado la fachada, sino que también ha instalado ascensores y aislamiento térmico.

Lo mismo le sucede a Enrique Letosa, que vive junto a su mujer Josefina en Pineta, 19. Un matrimonio jubilado que también esperaba con ansía la llegada de estas mejoras. «Esto está muy bien para la gente mayor, estamos muy contentos. Ahora tenemos aislamiento y se nota mucho en invierno», celebra Enrique.

A pesar de esto, todavía hay muchas fincas que no se han acogido a la rehabilitación. En algunas comunidades, los vecinos se oponen a acometer las obras. Algo que está dificultando la vida de Domingo. Su mujer tiene problemas de movilidad y precisa de un ascensor para poder llegar a su casa.

Esta situación ha obligado a muchos vecinos a tener que marcharse del barrio para no quedarse atrapados en sus casas sin poder salir por la falta de un ascensor. «Hay gente que tiene problemas de accesibilidad, nos sentimos desamparados», lamenta un vecino. «Desde que yo era un niño algunos edificos siguen igual, han pasado 40 años y no se ha cambiado nada, los vecinos tendrían que entender que hay gente mayor que no puede salir de su casa», explica un antiguo residente de la zona.

«El problema en estos casos es que todos los vecinos se pongan de acuerdo», comenta Jesús Espinosa, vecino de Balsas. Su finca fue una de las primeras en reformarse. «Tenemos menos frío en invierno menos calor en verano y gastamos menos energía, además el ascensor nos ha facilitado mucho la vida», celebra este vecino.

Mejoras que también han hecho que ahorren en su factura de la luz y calefacción debido al aislamiento térmico instalado.

Cristina Cabello es la arquitecta que se encarga de la dirección de las obras desde 2018. «Ahora son edificios con el sello de eficiencia energética y los vecinos pueden ahorrarse hasta un 60% en su factura de luz y gas», comenta Cristina Cabello.

La andadura para comenzar la rehabilitación del lugar se inició en 2002, cuando la comunidad fue declarada conjunto urbano de interés por el Ayuntamiento de Zaragoza. Tres años más tarde nació la Asociación Balsas de Ebro Viejo. «En ese momento los vecinos entendieron que era posible mejorar sus viviendas», explica Esther Blasco, presidenta de este colectivo vecinal.

Finalmente, tras varias asambleas y visitas técnicas, se acogieron al plan de Zaragoza Vivienda y otras ayudas por parte del Gobierno de Aragón y con los fondos europeos. Ya en 2018, se comenzaron a realizar las primeras obras para mejorar estos edificios y devolverles un estado de confort a los vecinos.