asistencia a los más vulnerables

Zaragoza arropa a las personas sin hogar: 163 duermen al raso

Son 35 más que las que constaban en el último censo elaborado por Cruz Roja

Más de 350 voluntarios recorrieron la ciudad para asistir a los más vulnerables

Voluntarios se acercan a un hombre que duerme en la calle para ofrecerle asistencia.

Voluntarios se acercan a un hombre que duerme en la calle para ofrecerle asistencia. / JAIME GALINDO

Iván Trigo

Iván Trigo

Más de 350 voluntarios se echaron a las calles de Zaragoza el pasado martes por la noche con una misión concreta: acompañar un rato a las personas sin hogar y realizar un recuento que ayude a los servicios sociales del ayuntamiento a disponer de «una foto fija» con la que actuar y asistir a los más vulnerables: aquellos que ni siquiera tienen un techo bajo el que dormir.

Este año, por primera vez, ha sido el Ayuntamiento de Zaragoza quien ha asumido el recuento de las personas sin hogar, un censo que Cruz Roja había asumido hasta ahora como tarea propia (lo habían realizado en siete ocasiones desde el año 2010) y en la que la organización humanitaria ha colaborado este año aportando su conocimiento y su red de voluntarios.

Después de peinar durante la noche toda la ciudad se localizaron en total a 163 personas durmiendo en la calle: 140 hombres; 18 mujeres; y cinco personas sin determinar puesto que estaban durmiendo.

En el anterior censo se contabilizaron 128 personas, una cifra inferior que la de este año, si bien suele ser un número muy cambiante debido a que hay muchas personas que no tienen un lugar fijo de residencia y que van itinerando por todo el país. Sin ir más lejos ayer se localizaron varias personas que trabajan en el campo y que se dirigían desde La Rioja hacia Lérida.

«Son personas, no son elementos estáticos. Se van moviendo. Tener un censo exacto es imposible, pero queremos recoger información muy valiosa que nos servirá para elaborar un nuevo plan de Primera Oportunidad de cara a 2024», explicó antes de que se realizara el recuento la concejala de Políticas Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza, Marian Orós.

Un grupo de voluntarios, reunidos antes de partir hacia la zona que van a peinar en el barrio de Delicias.

Un grupo de voluntarios, reunidos antes de partir hacia la zona que van a peinar en el barrio de Delicias. / JAIME GALINDO

Ese plan es uno de los recursos con los que cuenta el consistorio para asistir y reintegrar en la sociedad a las personas sin hogar, pero la existencia de estos proyectos no garantiza que la cifra de hombres y mujeres que duermen en la calle llegue alguna vez a cero. Hay muchas causas por las que una persona puede acabar durmiendo al raso y de ahí la importancia de salir a la calle, asistir a los que en ella habitan y acompañarles aunque sea durante un rato pequeño.

«El objetivo hoy (por el martes) no es solo hacer un recuento de las personas que duermen en la calle sino también sensibilizar a la ciudadanía», explicó la coordinadora de personal de Cruz Roja, Susana Royo. «La mitad de los 350 voluntarios que hoy nos ayudan no habían colaborado nunca con nosotros ni con otras organizaciones. Son gente que van a salir esta noche a conocer a sus vecinos más desfavorecidos y van a saber por qué han llegado a esa situación», añadió.

18 mujeres, las más vulnerables

El recuento de personas en situación de sinhogarismo se ha realizado este año por parte del Ayuntamiento de Zaragoza y como parte de un proyecto piloto impulsado con financiación europea y desde el Ministerio de Derechos Sociales que dirige Ione Belarra. El mismo martes que se realizó el conteo en la capital aragonesa se hizo también en Oviedo y Valencia y se hará en otras ciudades con el objetivo de obtener un censo aproximado de las personas que viven en la calle en España.

Según explicó Royo, desde que Cruz Roja comenzó a realizar este censo hace 13 años el número de personas sin hogar ha descendido levemente. «Hace unos años se contabilizaban unas 140 personas y el año pasado 128», explicó.

Este año, sin embargo, se han contabilizado 163 personas, 18 de ellas mujeres, «que son las que sufren una mayor vulnerabilidad» porque están expuestas a agresiones, afirmó Royo.

Para realizar el recuento, los organizadores dividieron la ciudad en 48 zonas, cada una de las cuales era peinada por un grupo de voluntarios en busca de personas sin hogar. Además del censo también se realizaron encuestas entre los atendidos. Las respuestas ayudarán a elaborar un estudio sociológico que servirá para mejorar las intervenciones sociales de las diferentes administraciones. En total se rellenaron 78 cuestionarios.

Una voluntaria le realiza un cuestionario a Lassana.

Una voluntaria le realiza un cuestionario a Lassana. / JAIME GALINDO

También se busca determinar a qué perfiles responde la gente que duerme en la calle, si bien son muy variados y con casuísticas muy diferentes. En el paseo nocturno sorprendía encontrarse a personas con trabajo, personas mayores y migrantes que, después de mucho trabajar y tras varias décadas en el país, se han quedado sin nada.

A todos los ciudadanos que colaboraron en la elaboración del censo se les ofrecieron unas pautas para poder atender mejor a la gente sin hogar. «No son personas sin hogar, son personas en situación de sinhogarismo, porque se trata de algo que no es permanente y que a cualquiera de nosotros nos podría pasar», explicaron a los voluntarios antes de partir para recorrer la ciudad. «Es importante conocer las vidas y las historias de estas personas. Ninguna ha nacido en la calle, sino que han llegado a ella por diversas circunstancias».

Otro de los objetivos era dar a conocer entre las personas sin hogar los diferentes recursos con los que cuenta el ayuntamiento y las entidades del tercer sector para asistirles, como el albergue municipal, que el año pasado registró un porcentaje de ocupación de 88,29% frente al 55,6% de 2021. En la cantina de este mismo equipamiento se dieron más de 100.000 servicios de comedor. Además, el área de Políticas Sociales gestiona también viviendas tuteladas.

No obstante, «dando un techo no se acaba el sinhogarismo, explicó Royo. «Hay que trabajar de una forma integral para garantizar la inserción sociolaboral de estas personas», zanjó la responsable de Cruz Roja.