ZARAGOZEANDO

Zaragozeando | Un lago sin barcas y muchas vallas a la espera de que crezca el verde

La ampliación del parque Pignatelli es una zona verde de más de 23.000 metros cuadrados que se inauguró hace un año pero que todavía da la sensación de estar en obras. 

El lago del Parque Pignatelli durante la pasada semana

El lago del Parque Pignatelli durante la pasada semana / LAURA TRIVES

Iván Trigo

Iván Trigo

Fue el 28 de marzo del año pasado, hace ya más de un año y en dos meses antes de las elecciones municipales, cuando se inauguró en Zaragoza una nueva zona verde: la ampliación del parque Pignatelli sobre los antiguos depósitos de agua. Entonces, el césped no estaba plantado y las plantas no habían crecido. Hoy, su aspecto ha mejorado. Pero la sensación de que se trata de un espacio inacabado permanece.

Se trata de un espacio de grandes dimensiones. Tiene 23.609 metros cuadrados (3,3 campos de fútbol) y su principal característica es el lago central en el que, cuando se presentó el diseño del parque, iba a haber barcas al más puro estilo del Retiro de Madrid. Pero las barcas no están, a pesar de que sí que consta un edificio en mitad de la zona verde con un letrero que indica que es un embarcadero. Pero eso, faltan las barcas.

Los árboles, plantados hace tan solo un año, apenas han tenido tiempo para crecer, por lo que la sombra todavía no abunda en el parque. Pero eso es algo que solo el tiempo puede remediar. Eso sí, siete tocones de lo que un día fueron pinos de gran porte indican que antes, quizá, sí que había algo más de protección contra el sol.

Las vallas están presentes en varias zonas del parque.

Las vallas están presentes en varias zonas del parque. / EL PERIÓDICO

En la zona central del parque se ha optado por una solución contra el sol al más puro estilo plaza Salamero, y es que la estética de ambos espacios coincide en muchos aspectos –desde las fuentes hasta el diseño de los quioscos–. Unas estructuras metálicas se levantan unos cuantos metros sobre el suelo mientras unas enredaderas intentan –aunque no lo han conseguido aún– crecer para crear un muro verde que por el momento es gris.

Pero en la ampliación del parque Pignatelli –que todavía no ha sido recepcionado por el área de Parques y Jardines del ayuntamiento– también hay césped. Lo único es que todas las zonas verdes están valladas con elementos de obra que, desde luego, no ayudan a desconectar y trasladarse a un entorno bucólico y alejado de la ciudad.

Estructuras metálicas pensadas para que trepen las enredaderas en mitad del parque.

Estructuras metálicas pensadas para que trepen las enredaderas en mitad del parque. / EL PERIÓDICO

Hay obstáculos por todos lados. En la zona del fondo, al lado de las nuevas viviendas de lujo que se acaban de entregar, hay un anfiteatro con un escenario y un porche rodeado de césped. Pero no se puede entrar. Unas vallas lo impiden. Y así ocurre en otros tantos puntos del parque, como la parcela destinada a la construcción de vivienda protegida, que está sin tocar y a la espera de que se inicien los trámites para que las máquinas entren a trabajar. Quizá cuando se levanten esos pisos los árboles del parque ya han crecido lo suficiente como para dar sombra a los nuevos vecinos.

Aunque no haya barcas, lo cierto es que la lámina de agua aporta al lugar mucho frescor. El parque es bonito y, sin duda, lo mejor que tiene son las zonas de juegos infantiles, que cuentan con instalaciones que no existen en otros puntos de la ciudad y que se aprovechan muy bien por parte de los niños de la zona.

Lo peor es que el parque, aunque ya fue inaugurado antes de las elecciones, todavía no está terminado, por lo que habrá que esperar para verlo en su máximo esplendor. Eso y que los incívicos ya se han encargado de dejar su impronta y han llenado de feas pintadas todas aquellas superficies que han encontrado. 

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