Personas sin hogar

Zaragoza eliminará la limitación de tiempo para permanecer en el albergue

El Gobierno municipal del PP impulsa un nuevo reglamento que permitirá a los trabajadores sociales decidir el periodo de estancia de los usuarios en el equipamiento para favorecer su integración 

El albergue de Zaragoza está en obras y se espera que los trabajos hayan finalizado en la primavera del año que viene.

El albergue de Zaragoza está en obras y se espera que los trabajos hayan finalizado en la primavera del año que viene. / Laura Trives

Iván Trigo

Iván Trigo

El área de Políticas Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza ha impulsado la redacción de un nuevo reglamento del Albergue Municipal de Transeúntes, que pasará a llamarse Centro de Acogida e Inserción para Personas Sin Hogar. El borrador de este nuevo texto se aprobará próximamente por parte del equipo de Gobierno del PP, aunque después deberá someterse a información pública antes de ratificarse de forma definitiva. Entre los principales cambios que se establecen está la eliminación de las limitaciones temporales de estancia en este equipamiento.

Hasta ahora, de manera general –aunque se contemplaban excepciones– el reglamento del albergue establecía que los usuarios no podían permanecer en este equipamiento más de seis días cada trimestre o tres para aquellos que contaran con una prestación económica. Sin embargo, cuando se aprueben las nuevas normas de funcionamiento, será el equipo de intervención social del centro el que determine el tiempo de estancia necesario para cada persona.

El objetivo es no romper con los procesos de integración que se trabajan en el albergue, puesto que había personas que tenían que volver a la calle cuando, de haber continuado dentro del equipamiento, podrían haber recorrido más fácilmente el camino hacia la integración social.

Y es que para llevar a cabo esos procesos de inserción, "es necesario un trabajo social que debe adaptarse a los tiempos de cada persona", explica en declaraciones a este diario la concejala de Políticas Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza, Marian Orós. "Por eso hemos eliminado esa norma de limitación temporal, que obedecía a un perfil de transeúnte que no es habitual en la actualidad", añade.

Y es que el objetivo final del nuevo reglamento es "adecuarse a los tiempos actuales y a las necesidades que tienen hoy en día las personas sin hogar, distintas a las de los años 90".

Muestra de este cambio es la nueva denominación del equipamiento, que ahora tendrá tratamiento de centro de inserción social y no solo como alojamiento temporal de personas sin hogar. "Así ponemos en el centro la dignificación de estas personas, que son las más vulnerables de nuestra sociedad y que necesitan que el ayuntamiento, que es la administración más cercana, no solamente les proporcione un techo y una alimentación básica sino que les ayude a reconstruir sus vidas", defiende Orós.

El nuevo reglamento introduce más cambios. Por ejemplo, se actualiza la definición de persona sin hogar, que ahora es "más completa y humana" y se centra en "los derechos de los usuarios", que ya no se considerarán "transeúntes", como hasta ahora, sino "personas con problemas de exclusión residencial". También se elimina el foco negativo en los problemas de salud mental: con el reglamento anterior, los usuarios no debían "precisar ayuda para el normal desenvolvimiento" ni padecer enfermedad psíquica que requiera atención periódica. Ahora, sin embargo, aunque se requiera "cierta autonomía por parte del usuario", el criterio para poder acceder al albergue es "no tener una enfermedad activa que requiera internamiento en un centro especializado".

 En el texto también se introducen ahora los protocolos de estancia durante periodos de frío extremo, cuando se flexibilizan los periodos de estancia en el albergue. No obstante, también se introducen nuevos deberes para los usuarios: deberán facilitar sus datos y documentos que posean y comunicar los cambios sobre su situación familiar y personal. También se incluyen sanciones (nunca de carácter económico) que podrán ser rebajadas en caso de que la persona infractora participe en sesiones formativas. Y aunque estas instalaciones ya venían ejerciendo esta labor, ahora queda por escrito que el fin del albergue no es alojar personas sin hogar sino establecer una vía hacia la inserción de sus usuarios. Así, se detalla el procedimiento de acogida y primera intervención de los trabajadores sociales y se definen las funciones de los profesionales del centro. También se detallan criterios para facilitar el acceso a las instalaciones de las personas sin hogar que tengan una mascota.

En definitiva, explica Orós, el objetivo es que "estos procesos de inserción abarquen un apoyo en materia de salud, de desarrollo de capacidades sociales y laborales y de ayuda para lograr finalmente una autonomía habitacional". 

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