El entorno de la Estación del Norte, en el barrio del Arrabal, ha conocido mejores tiempos desde que el emblemático edificio pasó a ser sede de una junta de distrito, un centro de mayores y otros servicios municipales. Como los vecinos pueden comprobar con solo fijarse, la zona se degrada cada día un poco más por culpa del gamberrismo.

"Los bancos para la gente mayor están todos rayados", se indigna Gerardo, un jubilado que acude a diario al centro de mayores y que está "harto" de que los grafiteros estampen sus firmas por todo el mobiliario urbano.

SIN SOMBRA Las pintadas no respetan ni la Administración de Hacienda del Arrabal, en cuya fachada alguien ha escrito Ladrones con pintura naranja bien visible. Y en el simulacro de parque situado tras la Estación del Norte no solo no crece el césped, sino que además los gamberros han llenado de grafitos las máquinas de ejercicios destinadas a la gente mayor, situadas a pleno sol, sin un árbol que les dé una mínima sombra estos días de calor.

"Aquí nadie se encarga de vigilar", protesta un vecino. "Los chavales juegan al fútbol detrás del edificio de Hacienda y, cuando les viene en gana, estrellan la pelota contra las persianas", afirma.

Pero lo que más preocupa a muchos peatones son las bicicletas que pasan embaladas junto a la Estación del Norte. "El otro día estuvo a punto de atropellarme un crío, le llamé la atención y él aún se encaró conmigo", cuenta Gerardo.

"Es una pena", comentó el dueño de un bar situado en la cercana avenida de Cataluña. "Cuando terminaron las obras de la Estación del Norte, daba gusto ver cómo había quedado esta parte de Zaragoza que ha estado tantos años dejada de la mano de Dios, pero va pasando el tiempo y te das cuenta de que poco a poco se va estropeando todo por falta de mantenimiento", añade.