El parón inmobiliario y la crisis económica ha ralentizado la comercialización del recinto Expo y ha lastrado el balance que deja año tras año la explotación de los espacios, en los que el coste de las obras y los gastos de mantenimiento y de operaciones provocan que el balance siempre sea deficitario. Pero esta tendencia se atajará a partir del 2015, que es cuando se cree que se podrá cerrar el ejercicio en positivo.

De momento, los números son los que son, y en el 2011 el balance de explotación, entre ingresos y gastos, fue de 43,1 millones de euros, 40,8 si se ciñe estrictamente a la explotación y se deja al margen los gastos financieros. Pero este mismo año se confía ya en cerrarlo con solo 4,2 millones en negativo y, en el 2015, con 2,5 en positivo. Y en el 2020, el balance será ya de 1,7 millones a favor.

La clave vuelve a ser la venta de edificios. No tanto porque ese dinero vaya a parar a la tesorería, sino porque también se reduce el coste por el pago de impuestos (de 2,7 millones este año a 1,2 en el 2015), o por medidas como la reducción de personal, que de los 2,25 millones a pagar este año con una plantilla de 29 personas, se abonarán solo 735.000 dentro de tres años. En este caso, se reducirá el personal este mismo año, dejando la plantilla con solo 16 personas a finales del 2012.