Los principales encargos de los detectives aragoneses suelen ser investigaciones de bajas médicas, para comprobar si el presunto accidentado está realmente incapacitado para trabajar. Estas las encargan tanto las empresas como las aseguradoras, y según explican desde la agencia Avainves, suelen ser "muy rentables", ya que la investigación parte de sospechas fundadas y "si es concienzuda, cuesta entre 800 y 1.200 euros, lo amortizan en pocos meses", explica. No tan rentables económicamente, a priori, son las investigaciones de carácter familiar. Gran parte de ellas consisten en comprobar si uno de los cónyuges trabaja --puede haber aducido que no para cobrar la pensión alimenticia del hijo--, o si realmente cuida del menor o lo deja a cargo de otros. Entre estos encargos, según explica Vicente Delgado, de Inveszar, aumentan los casos de padres que piden investigar los hábitos de sus hijos. También los abogados suelen recurrir a detectives para elaborar informes económicos sobre bienes de morosos o localización de deudores.

Las películas de Hollywood crean tópicos respecto a la profesión que no solo no se corresponden a la realidad, sino que son contrarios a la misma. Por ejemplo, el expolicía que se mete a investigador privado, algo poco común ya que, entre otros requisitos --como carecer de antecedentes penales--, no pueden ejercer los que abandonaran su puesto como policías o guardias civiles en los dos años anteriores. Los detectives han de cursar estudios universitarios --equivalentes a un diploma-- y obtener la certificación del Ministerio del Interior para ejercer.