Si la presidenta de Aragón y el consejero de Sanidad creían que ayer iban a tener una visita placentera al nuevo Inocencio Jiménez, estaban muy equivocados. Media hora antes de su llegada, un centenar de personas ya aguardaban a las puertas del edificio para recordarles que, pese a la apertura por fin del nuevo centro de especialidades, no se olvidan de los recortes sanitarios y de sus consecuencias.

Por eso, una sonora pitada, gritos de Fuera, fuera y numerosas pancartas reivindicativas fueron la bienvenida con la que se encontraron Rudi y Oliván a su llegada. Ellos, impasibles, accedieron al interior del centro haciendo caso omiso a representantes de Marea Blanca, de la plataforma de afectados por la Hepatitis C y a trabajadores del 061.

"El modelo elegido para la construcción del hospital de Alcañiz es el ejemplo más sangrante de la mala gestión de la sanidad pública por parte de Oliván", apuntó Ángel Hidalgo, de Marea Blanca, quien tildó de "utilización electoralista" la reducción de las listas de espera quirúrgica un 36,6% en los últimos dos meses.

Los enfermos de Hepatitis C denunciaron que hay pacientes "que tienen recetada la nueva medicación, pero no la reciben a pesar de lo que dice Oliván", señaló el presidente de la plataforma José Luis Fuertes.

Los trabajadores del 061, que llevan dos meses de movilizaciones y huelgas en defensa de sus condiciones laborales, exigieron "poder conciliar la vida laboral con la familiar y el reconocimiento de la jornada noctura", según explicó Evangelino Navarro, responsable de sanidad del sindicato CSIF.