Zaragoza debe empezar cuanto antes a planificar la instalación progresiva de un quinto contenedor en sus calles, y sobre todo en los grandes centros de actividad. No lo dicen los políticos, lo dicen los expertos. El jefe de servicio de Planificación Ambiental del Gobierno de Aragón, Juan Manuel Lorente, quien asegura que llevan años avisando a los municipios de Aragón de cómo ponerse al día con una directiva europea que traerá multas para los incumplidores. Y la capital también debe dar ese paso al frente, en este caso «con la separación en origen».

El problema de Zaragoza es que si no consigue una clasificación inicial antes de llegar a la planta de tratamiento, la basura orgánica acaba produciendo un compost «de mala calidad» para los agricultores. «El que hace la capital no se puede comercializar como compost, sino como material bioreciclado», señala Lorente, quien apostilla de que «gran parte del actual se ha destinado al sellado del antiguo vertedero pero es de peor calidad que el que viene de la separación en origen». «El que produce ahora tiene más porcentaje de residuo no orgánico (vidrio, plástico y materiales no degradado) que de orgánico», añade.

Y esto tiene fácil solución: «El quinto contenedor y campañas de sensibilización y formación para los ciudadanos». Porque los residuos que no se puedan reutilizar harán inservible la separación en destino. En la planta es más complicado porque «siempre quedan pequeñas partículas de vidrio u otros materiales que hacen que sea inservible el compost para el cultivo».

Ahora solo falta el impulso político a una inversión inicial que le corresponde al consistorio. No hay cálculos realizados pero, a poco que se añada uno más a los habituales de vidrio, envases ligeros o cartón, serían unas 1.700 unidades a colocar en la vía pública y centros de actividad comercial o de otra índole. Cada depósito viene a costar unos 600 euros, así que el coste rondará, como mínimo un millón de euros.

Las campañas informativas tampoco son gratuitas y la recogida también requiere de más gasto para las arcas municipales. Demasiado a valorar como para perder tiempo, si es que se quiere llegar en plazo al 2020 y mejorar sus resultados que, destaca Lorente, no son tan malos como el resto de localidades aragonesas. Un 44% de reutilización no es mal dato, aunque sea engañoso.

Sin embargo, el dinero no será el único aspecto a valorar. La ocupación del espacio público es otra de las discusiones habituales cuando se trata de decidir si se coloca un contenedor o no. Los zaragozanos tienen depósitos para echar vidrio, cartón y papel, envases ligeros, pilas, aceite doméstico, pronto tendrá los de ropa... Tal y como ha cambiado la concienciación ciudadana, quizá esta vez suponga menos conflicto. Sin embargo los expertos recomiendan abrir el debate cuanto antes desde el consistorio.

Curiosamente, durante el último pleno salió el tema a la palestra, de la mano de una moción de Chunta y pronto pudieron verse los posicionamientos de cada grupo. Y, una vez más, se augura tormenta.