Se ha puesto muy de moda en las redes sociales, y de cara al verano, comparar destinos nacionales con ciudades y rincones idílicos conocidos en todo el mundo. No hace falta cruzar las fronteras para encontrarse con verdaderos paraísos. Desde playas con aguas cristalinas hasta paisajes montañosos dignos de portada de revista. En España hay de todo.

El Parque Nacional de Picos de Europa no tiene nada que enviar a los Alpes suizos. Hay quien pone al mismo nivel a Altea, localidad alicantina, con la icónica isla griega de Santorini. Incluso Dubrovnik, la ciudad croata que ha crecido mucho turísticamente en los últimos años, tiene su equivalente española y, además, está muy cerca de Zaragoza.

Es el caso de un pueblo costero muy conocido entre los aragoneses por su atractivo para las familias que buscan un sitio tranquilo donde veranear y su proximidad con la capital de la comunidad: el viaje, de unos 230 km, te tomará menos de tres horas en coche. Se trata de Peñíscola, el municipio de Castellón cuyo símbolo y referencia es su castillo. De hecho, Dubrovnik y Peñíscola tienen muchas cosas en común. Por ejemplo, su historia, su encanto, su patrimonio cultural y sus playas.

Casco histórico en perfectas condiciones

Una similitud notable es la impresionante conservación de los cascos antiguos de ambas ciudades. Dubrovnik es conocida como la "Perla del Adriático": su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, está repleto de calles empedradas, iglesias históricas, palacios renacentistas y encantadoras plazas. Peñíscola presume de su bien conservado casco antiguo, donde las estrechas calles empedradas conducen a la famosa Iglesia de Santa María y al Palacio de Papa Luna.

Fortalezas costeras

Tanto Dubrovnik como Peñíscola son famosas por sus impresionantes fortalezas costeras, que en el pasado desempeñaron un papel crucial en la defensa de sus territorios. En Dubrovnik, las majestuosas murallas de la ciudad son el mayor atractivo, rodeando todo el casco antiguo y ofreciendo vistas panorámicas del Mar Adriático.

Del mismo modo, el Castillo de Peñíscola se alza imponente sobre un promontorio rocoso, envuelto por las aguas del mar Mediterráneo. Ambas estructuras son testigos silenciosos de su pasado medieval y ofrecen a los visitantes un fascinante viaje en el tiempo.

Gastronomía típica

En el aspecto cultural y gastronómico, Dubrovnik y Peñíscola comparten similitudes sorprendentes. Ambas ciudades son orgullosas de su patrimonio culinario mediterráneo, destacando los pescados y mariscos frescos en sus menús. Los restaurantes locales ofrecen platos tradicionales que deleitan a los paladares más exigentes.

Además, las dos culturas han sido influenciadas por diversas civilizaciones a lo largo de la historia, lo que se refleja en su arquitectura, arte y tradiciones. Dubrovnik cuenta con una rica herencia veneciana, mientras que Peñíscola muestra la influencia de la época templaria y la historia de los papas que residen en su famoso castillo.

Turismo marítimo

Estos dos destinos se han popularizado en sus respectivos países. Los visitantes son atraídos por su belleza natural, playas idílicas y una gran variedad de actividades para disfrutar. Desde paseos en barco por la costa hasta relajarse en la playa bajo el cálido sol mediterráneo, ambas ciudades ofrecen una experiencia costera encantadora. Sus encantadores rincones, la amabilidad de su gente y su ambiente acogedor los convierten en lugares inolvidables para quienes los visitan.

Escenarios de películas y series

Además, tanto Dubrovnik como Peñíscola han sido escenarios para producciones cinematográficas y televisivas de renombre. La ciudad croata ganó popularidad en la serie "Game of Thrones", donde representó a King's Landing, la capital de los Siete Reinos. Y Peñíscola ha sido escenario de películas como "El Cid" y, más recientemente, de la serie "Knightfall". Estas apariciones en pantalla han llevado la fama de estos destinos a un nivel global y han atraído a más visitantes.

En conclusión, aunque Dubrovnik y Peñíscola se encuentran en diferentes países, su conexión trasciende las fronteras geográficas. Ambas ciudades comparten una rica historia, una arquitectura impresionante y una cultura mediterránea que cautiva a quienes las visitan.

Al descubrir estas similitudes, podemos apreciar aún más la diversidad cultural y la riqueza del patrimonio que el mundo tiene para ofrecer. Si tienes la oportunidad de visitar alguna de estas dos joyas, te espera una experiencia inolvidable llena de historia, encanto y belleza costera. Y lo mejor, lo tenemos a la vuelta de la esquina.